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Lo que necesitás saber del Efecto Trump en Argentina

Tras  el triunfo electoral del magnate republicano en Estados Unidos a pesar de no compartir muchas de mis opiniones  tradicionales, tras el resultado del “Super Martes” compartíamos algo definido: la necesidad de saber qué impacto tendría la victoria de Trump en  economías como la Argentina.

Y  en ése análisis  se debe encarar,  el fenómeno con un análisis económico explorando lo comercial y lo financiero. Las conclusiones a las que uno  llega te van a sorprender…

Si bien el nuevo presidente de Estados Unidos asume el 20 de enero de 2017, los efectos de sus políticas de Estado ya se instalaron en todo el mundo. ¿Cómo impactan sus ideas en nuestro país? 

La victoria presidencial de Donald Trump en los Estados Unidos desató una ola de incertidumbre como pocas veces habíamos visto. La semana pasada, tras conocerse los resultados del “Super Martes”, pasamos del pánico (futuros de bolsas pulverizándose) a la moderación (recuperación de los índices) para luego volver a caer en el caos, especialmente en emergentes.

La coctelera está cargada de condimentos explosivos y, si no nos manejamos con cuidado, podemos perder mucho dinero. Para que no te pase esto, quisiera aclarar el panorama y desmenuzar el efecto Trump en Argentina.

Como pequeño y mediano inversor, tenés que conocer cómo el próximo presidente de EE.UU. impactaría en nuestras pampas. En este sentido, identificamos dos vías de transmisión: el canal comercial y el canal financiero.

¿Cómo está la relación comercial entre Argentina y EE.UU.?

El 7% de las exportaciones argentinas tiene como destino a EE.UU. Pero el resultado comercial (exportaciones menos importaciones) es negativo para nuestro país. Es decir, le compramos más de lo que le vendemos. En 2015, el déficit comercial con EE.UU. fue de US$ 4.500 millones.

Si miramos un poco más en detalle, hay economías regionales que podrían resentirse debido a la importancia del mercado norteamericano dentro de sus ventas al exterior (ente 30% y 50%). Tales son los casos de las exportaciones de arándanos, té, productos olivícolas y vinos.

También podrían ser afectadas las exportaciones de dos sectores que este año hicieron avances para ingresar al mercado estadounidense: cítricos y carnes. El ejemplo más claro de estas perspectivas sombrías lo vimos en la acción de San Miguel (SAMI), uno de los papeles estrella de este 2016 con un alza acumulada de 90%. Tras conocerse la noticia del triunfo de Trump, SAMI cayó un 23% en solo 3 jornadas.

Más allá de este panorama específico, creo que lo peor de las políticas proteccionistas de Estados Unidos lo veremos de forma indirecta a través de un deterioro con el comercio con China.

Los bienes de origen chino representan el 23,4% de lo que Estados Unidos le compra al mundo. A su vez, las compras de EE.UU. constituyen el 21,1% del total que exporta China.

Estos números hablan de la importancia del comercio entre ambos países. Pero además, es fundamental ver quién es el ganador de la relación tal como está hoy… Por supuesto, China vende más a Estados Unidos que lo que éste le vende, y acumula así grandes superávits comerciales. En 2015, el gigante asiático logró un superávit récord con EE.UU. por más de US$ 367.000 millones.

Este dato, además de mostrar cómo está la relación de poder, es un motor para la economía de China y, por transición, del mundo. Las exportaciones netas (exportaciones menos importaciones) son un componente del PIB de los países. Si pensamos que Estados Unidos va a poner palos en la rueda para influir sobre su déficit comercial con China, esto tendrá repercusiones en la marcha de la economía asiática.

Y como China es uno de los principales socios comerciales de Argentina (colocamos el 10% de lo que vendemos al exterior), la principal amenaza para nosotros sería que China nos comprara menos. Es decir, un menor ritmo de exportaciones locales (especialmente en el complejo sojero, cereales y granos) y, consecuentemente, una menor llegada de dólares.

Ahora veamos el impacto de Trump sobre Argentina por el lado financiero.

 Si el canal comercial lo pensamos como una calle en la cual circulan y se efectúan las transacciones, el financiero es una autopista de altísima velocidad. Acá los efectos son inmediatos. Y esto es lo que vimos la semana pasada…

Los mercados se “alborotaron” y comenzaron a recalcular expectativas acerca de un mundo menos dinámico, más proteccionista y más centrado en Estados Unidos. Como correlato, se dio un fenómeno que es de manual: el “vuelo hacia la calidad” o “fly to quality”.

El “fly to quality” es una reversión de capitales desde los mercados emergentes hacia las economías desarrolladas. Se suele dar cuando la incertidumbre aumenta y se dispara la percepción de riesgo. Ante esto, los inversores venden sus activos en economías riesgosas y los mueven a instrumentos más seguros.

Como contrapartida, en las últimas jornadas vimos “derretirse” las bolsas emergentes como las de Brasil, México y Argentina, y los precios de sus bonos. La consecuencia de este desplome en mercados emergentes se traduce como mayores presiones devaluatorias o una mayor pérdida de reservas en estos países, según el esquema cambiario imperante.

Además de las tensiones mencionadas, la “ola Trump” está generando otro efecto pernicioso para nuestra economía: está haciendo que suba el costo del financiamiento.

Las promesas de corte populista de Trump que involucran aumentar el gasto público y reducir impuestos hicieron que los inversores especularan con un mayor déficit fiscal en Estados Unidos. Y como la deuda está en niveles récord, la válvula de escape que el mercado encuentra es una mayor probabilidad de emisión monetaria y, por lo tanto, de inflación.

Ante este riesgo, los grandes inversores salieron a vender bonos del Tesoro de Estados Unidos, haciendo que sus precios bajaran y que las tasas aumentaran. Como estos títulos son considerados los activos libres de riesgo del mundo, el nivel mínimo de riesgo global tuvo un salto.

En menos de una semana, la tasa (libre de riesgo) de los bonos de EE.UU. a 10 años trepó desde 1,80% a 2,26%. Y en Argentina, el coletazo se sintió a través de mayores rendimientos de los títulos públicos.

Por ejemplo, el bono a 10 años en dólares de Argentina (Bonar 2026) tenía un rendimiento de 6,15% el día antes de la elección en EE.UU. Al cierre de la semana pasada, esa tasa escaló hasta 6,77%. Esto quiere decir que si Argentina tuviera que salir a tomar nueva deuda, el mercado le exigiría un rendimiento mayor.

Este tipo de cuestiones son de vital relevancia para el gobierno ya que el financiamiento externo ha sido la vía elegida para sostener el gradualismo en 2016 y 2017. Precisamente, el año que viene es necesario tomar deuda por unos US$ 40.000 millones y, por la mayor incertidumbre, será a un costo mayor.

En resumen, el Efecto Trump llegaría a Argentina por dos canales: el comercial y el financiero. En el canal comercial directo, salvo en sectores muy puntuales, veremos un impacto moderado. Sin embargo, lo peor desde la vía comercial se daría de forma indirecta con un menor crecimiento de China y una menor demanda de productos argentinos.

Por el lado financiero, los efectos están siendo inmediatos. Los capitales están haciendo un “vuelo hacia la calidad” a activos más seguros y abandonando el mundo emergente. En paralelo, la tasa libre de riesgo del mundo está subiendo y, de esta forma, encarece el costo de financiamiento del gobierno, provincias y empresas.

La conclusión es que los dólares no llegarán tan fácilmente a nuestro país… De ambos lados (comercial y financiero) aparecen presiones para que el dólar en Argentina vuelva a tomar temperatura. Sería muy prudente que dolarices poco a poco tu cartera para estar más cubierto, pero siempre atento a aprovechar oportunidades puntuales.

 

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