Periódico independiente de la provincia de Mendoza

Opinión

LAS MUJERES SOMOS PERSONAS

Por Florencia Canali

Feminista. Secretaria de Género de Nuevo Encuentro Mendoza

Femicidas en televisión, en vivo para todo el país, contando sus asesinatos como situaciones angustiosas por las que tuvieron que pasar, desdibujándose así su responsabilidad directa por los actos violentos y criminales que cometieron. Mientras, las mujeres muertas en manos de estos hombres, pierden centralidad en la noticia, y se suman a una cifra que nadie va a recordar, asesinadas también en la memoria.

Al mismo tiempo vemos cómo el gobierno fracasa una y otra vez en la lucha contra estos flagelos. Eso sí, apilar hombres hacinados indiscriminadamente, con diferentes denuncias por violencia de género, durmiendo en la cárcel de procesados y mostrarlos públicamente, no constituye ni por asomo un éxito de gestión, sino más bien un cruda muestra de salvajismo inconducente que patentiza inoperancia, o peor aún, una claudicación del gobierno para combatir las violencias de género, disfrazada de política pública.

El feminismo es una causa de la democracia, no una salida punitivista de ningún gobierno ajustador, ni el instrumento para reproducir autoritarismo. Las mujeres no somos la variable de ajuste del machismo neoliberal de nadie.

Uno de los pedidos más fuertes y concretos del movimiento feminista y de la sociedad toda es el pedido de Justicia por tantas mujeres asesinadas. Pero cuando pedimos justicia, no pedimos que encarcelen a hombres pobres sin ningún límite y dejen en libertad a funcionarios e hijos del poder. Eso no es justicia, eso es privilegio para unos pocos y punición contra los mismos de siempre, utilizando como macabra excusa los femicidios y la violencia de género.

Es una estafa a la sociedad que confunde y no da respuestas reales. La solución no está en la mano dura, sino en la Justicia, en el debido proceso, en el funcionamiento de los mecanismos institucionales democráticos, en el no retardo de tiempos procesales que deniegan la justicia.

 Cuando decimos que las mujeres somos personas, se lo decimos al femicida que nos mata; pero también se lo decimos al Gobierno que nos niega el legítimo ejercicio de nuestros derechos en cada instancia institucional en que somos maltratadas, y al mismo tiempo pretende utilizarnos para implantar un rebrote punitivo hacia los sectores postergados, justificando esquemas represivos, sin implementar soluciones de fondo.

Y también se lo decimos a los medios de comunicación que siguen utilizando de forma morbosa y estereotípica las noticias de los femicidios. No debemos invisibilizar el papel de los medios de comunicación, es necesario contar con más mujeres con perspectiva de género que realicen la importante tarea de comunicar, de concientizar sobre esta problemática. Seguimos creyendo fuertemente que la comunicación es un derecho humano y no una herramienta de lucro.

Queremos y necesitamos más participación y más democracia, no el miedo de ser una presa política más, por haber tenido el coraje de organizar a nuestra comunidad. Los casos de Milagro Sala en Jujuy y de Nélida Rojas aquí en Mendoza constituyen una flagrante violación a los derechos elementales que la Constitución reconoce, desatada como un castigo aleccionador contra mujeres que se destacaron en la lucha social y la vida política de nuestro país y nuestra provincia. Algo que ha sido confirmado por Organismos Internacionales.

Del mismo modo, cuando una mujer es atacada por una banda de hombres para violarla, y es encarcelada injustamente por defenderse, como el caso de Higui en la provincia de Buenos Aires.

La respuesta siempre es el castigo.

El neoliberalismo es responsable por convertir a las personas en cosas, en «recursos humanos», objetos de intercambio, que tienen un precio, que carecen de dignidad y derechos. Y las mujeres, que somos personas, sufrimos esta situación de forma más dura, ya que hay siglos de patriarcado que avalan la injusticia de que los hombres tengan soberanía y jurisdicción sobre nuestros cuerpos y por lo tanto, que todas estas violencias, las de los hombres, las del Estado, las de los medios de comunicación; se reproduzcan y sigan impunes como algo natural.

La mujeres somos personas y por lo tanto soberanas sobre nuestros cuerpos, no queremos que sigan lucrando con ellos.

No se puede plantear una salida neo fascista para combatir la violencia hacia las mujeres y la Misoginia Institucional actual, que se manifiesta hasta en la palabra de los funcionarios públicos que se autoproclaman defensores del orden.

Hay otras soluciones. Las soluciones están dentro de la Democracia y el respeto por el Estado de Derecho, el feminismo es un movimiento profundamente humanista y democratizador. No queremos sheriff misóginos que nos usen para imponer la ficción de la ley y el orden. Necesitamos políticas públicas integrales, con perspectivas de género, eso que vienen evitando hacer y ocultan, porque no pueden decir que el ajuste feroz que están aplicando en nuestra provincia y en nuestro país necesita desplegarse sobre las poblaciones con mayor vulnerabilidad. Necesitamos presupuesto y no vaciamiento de un Estado que cada vez resulta más chico ante un poder corporativo, antidemocrático y profundamente heteropatriarcal que continúa feminizando la pobreza y castigando con violencia machista nuestros cuerpos, nuestras subjetividades, nuestras vidas.

La solución sigue siendo una decisión política.

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