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Opinión

El espíritu sanmartiniano

a no había dudas de que San Martín nos rondaba en aquellos parajes inhóspitos sacudidos por la violencia de los vientos del Pacífico

jueves, 26 de enero de 2017

El espíritu sanmartiniano

Por Claudio Chaves (*)
A doscientos años del cruce de los Andes, no hay duda de que la figura del general don José de San Martín anida en el corazón argentino y se halla más cerca de la gente del común que lo que muchos creen. Un dato insoslayable es que este año 2017 ha explotado la participación o la concurrencia de público a los distintos tours cordilleranos que se ofrecen en las provincias de Mendoza o San Juan, independientemente de los actos oficiales.
Participé de uno de ellos en compañía de argentinos y chilenos de variada edad, composición social y cultural, dispuestos a correr las emociones del turismo aventura que, en el caso particular del cruce de los Andes, reúne, además, los colores y los sonidos de la gesta patriótica, sin que en la promoción hubiera alusión al general, la patria o la independencia. Sin embargo, como veremos, estas estaban presentes en el alma y la mente de los participantes, como en el lenguaje seco de las piedras y los abismos insondables de quebradas y conos de deyección.
La actitud que nos marca
Las charlas y los comentarios cotidianos en las cabalgatas por estrechas sendas, la Marcha de San Lorenzo o el Himno Nacional Argentino y chileno cantados de manera espontánea en ruedas nocturnas, al calor de los fogones, hablan más de nosotros que cientos de páginas periodísticas o sociológicas escritas muchas veces con mala leche. La sorpresiva actitud de una joven —¿tendría veinte años?— que, al llegar a la frontera y ya del lado chileno, sacó de su mochila una especie de disfraz hecho en casa, con las charreteras sanmartinianas, el sombrero falucho o bicornio y peto militar, nos sorprendió gratamente. Ya no había dudas de que San Martín nos rondaba en aquellos parajes inhóspitos sacudidos por la violencia de los vientos del Pacífico.
La espontaneidad
Chilenos y argentinos nos fotografiamos bajo nuestra bandera y una tela que decía «Viva Chile». Sin política, sin ideología, sin planificación, sin arengas, bajo la natural espontaneidad que brota de una cultura silenciosa que cabalga en cada uno de nosotros como cabalgaron aquellos rudos soldados anónimos los parajes que pisábamos.
Bartolomé Mitre con su biografía del general San Martín; el general Juan Domingo Perón al impulsar como nunca se había hecho antes la conmemoración de la gesta sanmartiniana y declarar a 1950 como año del Libertador; el Ejército, en los sucesivos turnos que administró equivocadamente la vida política argentina y el cine en sus distintas propuestas han logrado una síntesis en la que nos reconocemos e identificamos más allá de banderías o política ligera.
El silencio que resuena
En silencio y sin ponerlo en palabras resonaban aún en aquellos parajes cordilleranos la carta del Libertador a Tomás Godoy Cruz del 24 de enero de 1817: «El 18 empezó a salir el ejército y hoy concluye el todo de verificarlo. Para el 6 estaremos en el valle de Aconcagua, Dios mediante y para el 15 Chile es de vida o muerte. Dios nos dé acierto para salir de tamaña empresa».///
(*): Profesor de Historia y licenciado en Gestión Educativa.

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