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Opinión

La transición gasífera

Por Daniel Montamat (*). – La demanda de gas natural argentina creció un 2.32% en 2016 respecto a 2015. El aumento del consumo fue dispar: el sector residencial consumió más que el año anterior (4.22%) y el sector industrial menos (-3.86%). Hubo más gas disponible para usinas, que aumentaron su consumo un 7.02% respecto al 2015. En volúmenes promedio, en el año que pasó se consumieron 122.1 millones de metros cúbicos por día.
La demanda creció, pero también creció el suministro de origen nacional. Según datos de Carta Energética, el gas inyectado al sistema con origen en la producción local aumentó un 6.64% respecto al 2015 (6.5 millones de metros cúbicos día promedio adicionales).
Ese crecimiento, que empieza a consolidar tendencia, permitió reducir la dependencia del suministro importado. Cayó la importación de gas por barco (-6.39%) y la importación de Bolivia (-4.13%). Hubo por primera vez importaciones de volúmenes reducidos desde Chile. Los volúmenes promedio totales de gas inyectado al sistema de provisión en el 2016 alcanzaron los 134.3 millones de metros cúbicos día. El gas local tuvo una participación en la conformación de la oferta del 77.8%, y el importado un 22.2%. En el 2015, esas participaciones fueron del 75.7% y del 25.3% respectivamente.
El suministro doméstico inyectado al sistema de transporte creció porque sigue creciendo la producción de gas nacional. Ya había crecido un 4% la producción en el 2015, y en el 2016 creció un 4.9%.
La recuperación productiva se explica principalmente por el comportamiento de la cuenca Austral y la cuenca Neuquina, con un aumento del 10,78% y 7,81% respectivamente respecto a la producción del año anterior (esto se tradujo en unos 2,5 millones de inyección adicional por día en el flujo de gas de la Austral, y unos 4,5 millones de inyección adicional de gas proveniente de la Cuenca Neuquina).
El mayor aporte productivo del sur está relacionado al desarrollo de un yacimiento convencional off shore (Vega Pléyade). La recuperación de la producción neuquina viene del aporte de nueva producción no convencional (tight y shale gas). Una primera lectura de los datos físicos puede sugerir que aunque el gran potencial de recursos gasíferos está entre los no convencionales (el 77% de los recursos de Vaca Muerta son gasíferos) no hay que descartar sorpresas en la geología relacionadas al potencial de nuevos yacimientos convencionales.
La batalla del gas para desarrollar nuestro potencial y volver a tener abundancia y precios competitivos debe explorar todas las opciones y privilegiar los prospectos que maximicen la apropiación de renta a captar y distribuir.Para ello, es fundamental que las compañías que invierten y asumen riesgos tengan señales de largo plazo en los dos determinantes clave de la renta: precios y costos.
El gas natural todavía no tiene un precio de referencia internacional. Cuando los flujos de gas por barco (GNL) se intensifiquen habrá un mercado internacionalizado y allí surgirán referencias internacionales para el gas como las que hoy existen en el mercado petrolero.
Si la Argentina desarrolla su potencial va a interactuar en ese mercado global del gas con compras y ventas, pero, por el momento, como importadora, es tomadora de los precios del gas importado o de los precios de los combustibles que lo sustituyen. La oferta local fue estimulada con precios que remuneran la producción incremental, pero en promedio ponderado (gas nuevo y viejo) recibe alrededor de 5.20 dólares por millón de BTU (por debajo del costo del GNL regasificado). La demanda en promedio paga casi un dólar menos. La diferencia es compensada por subsidios con impacto presupuestario que en su mayor parte benefician el consumo residencial.
La política del Gobierno ha fijado un horizonte decreciente de precios a la producción no convencional (de 7.5 dólares a 6 en el 2020) y una gradual reducción de subsidios para que la demanda asuma los precios del mercado. A su vez, promueve acuerdos de productividad para reducir costos y estimular inversiones. Si, guiados por estas señales micro y otras de una macro más estable, los productores de gas natural incrementan su apuesta inversora, la producción de gas doméstico puede sostener tasas de crecimiento de un 5% anual y aún superarlas.
El año pasado se perforaron 216 pozos gasíferos (208 de explotación), sólo 15 más que en el 2015. Si los pozos gasíferos se duplicaran en los próximos años, es posible que a mediados de la próxima década la Argentina recupere el autoabastecimiento.
A partir de ese punto vendrá la interacción con el mercado mundial, con picos de demanda invernal atendidos por compras de GNL y excedentes de exportación en otros meses con destino preferente a la región. El mundo avanza a una transición de sustitución intrafósil (más gas reemplazando carbón y petróleo) que disminuye las emisiones contaminantes, mientras las energías renovables bajan costos y reducen intermitencia a caballo de nuevas tecnologías.En su estrategia de largo plazo, la Argentina puede acompañar este desafío consolidando la transición gasífera y diversificando su matriz con la incorporación de nuevas energías alternativas.
(*) Ex secretario de Energía.

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