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Opinión

Macri y el síndrome Néstor 2005

Aunque ganador, la gran carencia de Macri será que no le quede nadie que se atreva a discutirle.

Por Jorge Fontevecchia

 Néstor Kirchner, como Macri, había asumido con muy pocos legisladores propios en 2003; la mayoría aún respondía a Duhalde. Al igual que Macri, había ganado la presidencia pero todavía no había conquistado el poder. Fueron sus mejores años, en los que trató de mostrar un respeto democrático y republicano que no le era natural, nombró una Corte Suprema independiente y soportó a Lavagna como ministro de Economía fuerte. Pero al ganar las primeras elecciones legislativas y arrancarle a Duhalde el peronismo de la provincia de Buenos Aires, Néstor Kirchner conquistó el poder, y a partir de allí, empoderado,fue otra vez el mismo de Santa Cruz. ¿Volverá Mauricio a ser Macri si dentro de tres semanas, como prevén varias encuestas gana la provincia de Buenos Aires por 6 puntos de diferencia y a nivel nacional duplica al mejor colocado de la oposición? De lograr ese triunfo, y de quedar Cristina Kirchner derrotada pero aún con un caudal de votos importante, su camino a la reelección sería más fácil si mantiene dividido al peronismo por lo menos hasta 2019.

El riesgo de Macri es creérsela y morir de éxito. Así terminó la columna de ayer, en la que se graficó la evolución de la economía haciendo base 100 en diciembre de 2015 para poder comparar el último gobierno de Cristina Kirchner (2011-2015) con los casi primeros dos años del de Macri, mostrando que por primera vez en el tercer trimestre de 2017 la actividad económica supera cualquier otro momento del segundo mandato de Cristina Kirchner, o sea, reflejando que los “brotes verdes” finalmente se confirman.

Duran Barba dice que Macri está vacunado contra el síndrome de Hubris por su pasado. Pero nadie lo está.

Elecciones y economía están relacionadas, porque se mejora el resultado en lo primero porque se crece en lo segundo, y fue la economía la que cambió el escenario político de hace seis meses cuando Cristina Kirchner iba primera en las encuestas y hasta Massa se acercaba al 20%; los dos basaban su campaña en la crítica a la economía de Cambiemos, argumento que fue perdiendo fuerza en la misma proporción que la fue ganando la actividad económica.

PERFIL, en la serie de reportajes electorales que viene ofreciendo todos los domingos (y en las próximas tres semanas saldrán también  los sábados), publica hoy el de Alfonso Prat-Gay, el primer ministro de Hacienda de Cambiemos, virtual ministro de Economía, como él mismo explica (ver página 36), en el momento en que se sentaron las bases del actual modelo económico con la salida del cepo, el acuerdo con los holdouts, la financiación con deuda que permitió que el déficit fiscal no bajara y crecieran los planes sociales mientras se aumentaban las tarifas y las tasas de interés con su consecuencia recesiva.

Prat-Gay fue el principal aporte de la UCR a Cambiemos en el área económica. Tanto Sturzenegger como Melconian, los más visibles referentes del PRO en materia económica hasta 2015, responden a una escuela menos keynesiana. Y Macri venía evolucionando desde una posición económica más “noventista” porque su primer aliado fue López Murphy, quien entrevistado la semana pasada por PERFIL dijo que a partir de la llegada de Jaime Duran Barba cambió todo porque se fue construyendo otro Macri, muy alejado de aquel que lo unió a López Murphy en Recrear. ¿Un triunfo contundente hará que  Macri recupere algunas de las características que Duran Barba le fue erradicando para hacerlo un político más mayoritario?

Prat-Gay, además de ser el principal artífice del gradualismo fiscal en el plan económico de Cambiemos  (en el reportaje asigna el triunfo electoral de octubre de 2017 a ese aporte), fue la persona que más incomodó a Macri. Cuentan que le discutía delante de todos los ministros y no se reprimía en decirle que no sabía de economía. Aun habiendo dividido el Ministerio de Economía en cinco, Macri aceptó a regañadientes que Prat-Gay fuera ministro de Hacienda en 2015, y apenas sintió que ya había cumplido su misión de cruzar el año crítico, el último día de 2016 lo despidió.

Era por todos sabido que Prat-Gay, como reconocimiento al aporte que había hecho, esperaba pasar a la Cancillería y reemplazar a Malcorra cuando se retirase. La designación de un especialista en protocolo como Jorge Faurie en lugar de un economista que buscara más inversiones, principal estrategia del Gobierno, fue otro de los gestos de Macri a Prat-Gay, mensaje de disciplinamiento que tiene como destinatarios a todos los ministros.

Aunque ganador, la gran carencia de Macri será que no le quede nadie que se atreva a discutirle.

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