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Opinión

Progresista, moderno y dinámico: el nuevo sistema tributario

En una jornada maratónica, de alto voltaje político y parlamentario, la Cámara de Diputados de la Nación le dio media sanción al proyecto de Reforma Tributaria con 146 votos a favor.

Me gustaría hacer especial hincapié en el Título II de esta pieza: “Impuestos selectivos al consumo”, y dentro del mismo al Capítulo I y en su marco al artículo 111, que reza:

«Todas las bebidas, sean o no productos directos de destilación que tengan 10gl o más de alcohol en volumen, excluidos los vinos, serán clasificadas como bebidas alcohólicas a los efectos de este título y pagarán para su expendio un impuesto interno de acuerdo a las distintas tasas que se aplicarán sobre las bases imponibles respectivas, de conformidad con las clases y graduaciones que se indican a continuación…”

Como es de público conocimiento, esa redacción no es la original, sino que es consecuencia de un proceso de negociaciones virtuosas en un marco de entendimiento federal que vinculó a Nación y provincias como hace mucho tiempo no pasaba.

En tal sentido quiero hacer expreso mi reconocimiento al gobernador de mi provincia, Alfredo Cornejo y de San Juan, Sergio Uñac, que supieron, cada uno desde su posicionamiento político, tomar rápidamente la representación de un sector caro a nuestros afectos y trascendental para el entramado productivo de la región.

Y también mi reconocimiento a un gobierno nacional que demuestra saber escuchar, retractarse, coordinar y encontrar en la diversidad de ideas, puntos de encuentro. La Argentina está recuperando el diálogo interinstitucional y federal.

El vino para los mendocinos, es mucho más que una actividad económica, es la marca indeleble de nuestra cultura, a través del desarrollo de la industria vitivinícola puede explicarse la historia misma de la provincia.

La decisión de eximirlo de la carga impositiva establecida para las demás bebidas alcohólicas expresa la comprensión de tres particularidades del vino: su positivo impacto en la salud a través del consumo responsable y moderado, el encadenamiento productivo que la economía vitivinícola genera y la relevancia de Argentina en el mercado internacional de vinos.

En términos globales estamos ante una reforma que establece una hoja de ruta para la paulatina baja de una presión impositiva récord en la región y el mundo, con la consecuente pérdida de competitividad que esto genera. Es una reforma que prioriza impuestos progresivos, quitando, también de modo paulatino, representación a aquellos más regresivos del sistema.

En este marco, gravar la renta financiera puede no ser notable en términos de recaudación, pero es impactante e ilustrativo de la decisión política de equilibrar cargas en Argentina.

Finalmente, se trata de una reforma que cambia el concepto de lo meramente recaudatorio, al sistema tributario como herramienta de promoción e incentivo que prioriza sectores económicos con alto potencial de crecimiento, creación de empleo e impacto virtuoso en la sociedad.

En conclusión, se trata de una ley medular para pensar una Argentina distinta: competitiva, productiva y equitativa.

 

Por Claudia Najur

Diputada Nacional

 

 

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