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Internacionales

Alarmante informe de Amnistía sobre Venezuela

En su relevamiento sobre la situación en 2014, el organismo denuncia uso excesivo de la fuerza policial en protestas, detenciones arbitrarias y torturas a manifestantes.

El capítulo venezolano en el informe anual de Amnistía Internacional (AI) sobre derechos humanos en el mundo es, al menos, escalofriante.

Allí se enumera que las tropas de seguridad emplearon fuerza excesiva para dispersar protestas; que decenas de personas fueron detenidas arbitrariamente y vieron negado su acceso a abogados y médicos; que se denunciaron torturas y otros malos tratos a manifestantes y transeúntes y que se siguió utilizando el sistema judicial para silenciar a quienes criticaban al gobierno. Que las personas que defendían los derechos humanos fueron objeto de intimidación y ataques. Y que las condiciones de reclusión siguen siendo duras.

El informe de AI concluye que “el primer año de mandato del presidente Maduro estuvo marcado por un creciente descontento”. Recuerda que entre febrero y julio de 2014, Venezuela se vio sacudida por protestas multitudinarias a favor y en contra del gobierno en diversas zonas del país.

En esas manifestaciones, al menos 43 personas perdieron la vida en ese lapso, y más de 870 resultaron heridas -entre manifestantes, miembros de las fuerzas de seguridad y transeúntes-, dice AI. Más de 3.000 personas fueron detenidas en el contexto de las protestas. La mayoría fueron acusadas y puestas en libertad al cabo de unos días. Pero al finalizar el año, más de 70 personas continuaban detenidas.

AI afirma que las fuerzas de seguridad “emplearon fuerza excesiva para dispersar protestas”. Entre las medidas desplegadas, detalla, figuraron el uso de munición real a corta distancia contra personas desarmadas, el uso de armas de fuego y materiales antidisturbios inadecuados y manipulados, y el uso de gas lacrimógeno y balas de goma en espacios cerrados. Y recuerda el caso de la estudiante Geraldín Moreno, que murió tres días después de recibir en un ojo el disparo de una bala de goma a corta distancia, durante una manifestación en Valencia, estado de Carabobo, en febrero de 2014.

Cita otro ejemplo, el mismo mes, el de Marvinia Jiménez, que fue golpeada por policías mientras filmaba una manifestación en Valencia, y fue acusada, entre otras cosas, de obstruir la vía pública y alterar el orden.

Amnistía denuncia también que decenas de personas fueron detenidas arbitrariamente durante las protestas que se desarrollaron entre febrero y julio. A muchas se les negó el acceso a asistencia médica y a un abogado de su elección durante las primeras 48 horas de su detención antes de comparecer ante un juez.

Cita los casos del abogado Marcelo Crovato y el defensor de los derechos humanos Rosmit Mantilla, fueron detenidos en abril y mayo, respectivamente, en relación con las protestas. Más de ocho meses después de su detención, permanecían en prisión preventiva.

La tortura y los malos tratos suscitaron preocupación a lo largo de 2014, pese a que hubo ciertos avances atribuibles a la “Ley Especial para Prevenir y Sancionar la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes”, de 2013.

Según Amnesty, el estudiante Daniel Quintero fue golpeado y amenazado con ser quemado vivo mientras estaba bajo custodia. Lo arrestaron cuando regresaba a su casa tras participar en una manifestación contra el gobierno, en febrero en Maracaibo.

Las condiciones de reclusión en las cárceles venezolanas también sacan una pésima nota. Falta atención médica, alimentos y agua potable. Están al orden del día las condiciones insalubres, el hacinamiento y la violencia en las prisiones y las comisarías. “Durante el primer semestre del año las organizaciones locales de derechos humanos denunciaron 150 muertes en prisiones y 7 bajo custodia policial”,

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