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Opinión

Bien, pero tarde

Por Roberto Actis
Es verdad, la medida llegó un poco tarde. Pero no debemos olvidar aquello de más vale tarde que nunca, y ahí entonces debemos rescatarlo como positivo, algo bastante escaso en el tiempo que vivimos. Es que esto de evitar la designación de familiares en cargos públicos tiene el valor del ejemplo. Está más allá de números, a los que recurrió la oposición para fustigar esta medida del presidente Macri, como casi todo lo que hace, aunque eso al final tenga un efecto búmeran. Algo así como el efecto Brancatelli con el encendido de Intratables.Tantas veces hemos reclamado ejemplos éticos, que aunque tardíos es bueno que de una buena vez tengamos algunos. El ahorro que se hace en las arcas del Estado es ínfimo, imperceptible, apenas un 0,03% del presupuesto, al menos por ahora y siempre y cuando esos desplazamientos no sean cubiertos, porque de lo contrario todo seguirá igual. Un grano de arena en el desierto del Sahara. Pero en cambio como ejemplo para la gente que hace esfuerzos para llegar a fin de mes y se le vienen encima nuevos aumentos de tarifas, y otra vez volverá a subir el combustible porque se mueve el dólar, y seguro seguirán aumentando los precios de los alimentos nunca se sabe porque razones, tiene un valor muy grande.

Y ojalá no quede sólo en esto de mandar a casa a algunos parientes directos, o que vayan a ganarse el sustento al sector privado si es que son tan capaces como dicen los que los pusieron en los cargos, sino que sea apenas el comienzo de una serie de medidas que vayan cerrando el círculo. Es que tanto como los familiares no deben estar en el Estado, tampoco deberían hacer negocios con el sector público. Evitar toda clase de sospechas, ser honesta pero además parecerlo, como la mujer del César.
Hubo en toda esta movida desatada por el despiste del ministro Triaca, una andanada de cuestiones que además de extrañas, dejaron más dudas que certezas. Es que cuando todo el mundo -o buena parte de él- decía y sigue diciendo que el ministro debía dejar su cargo, al final saltaron como fusibles su esposa, su cuñado y sus dos hermanas de los conchavos, mientras él sigue en su cargo. Recontraconfirmado por el presidente, que por más influencia que tenga Triaca en los sindicatos, negociando las paritarias en un durísimo tire y afloje, con la reforma laboral al frente y todas las habilidades que se le reconocen, debió haber dejado el gobierno. Eso lo seguimos sosteniendo, hubiese sido el verdadero y gran ejemplo, además de que también se vayan todos los familiares.
Otro que no dejó de sorprender fue el ministro Frigerio, que también tiene a su esposa y su tío Octavio en cargos públicos, y dijo que sobre este último se enteró por los diarios. ¿Curioso no? Tal vez esté muy desinformado de los entretelones del gobierno, pero cuando habla por TV no lo parece, al contrario, da la impresión de estar al tanto absolutamente de todo. Menos de cuando el tío fue designado director de YPF. Sorpresa y media.

Esperemos que esto sea sólo el comienzo, que debió haber sido allá por la segunda mitad de diciembre de 2015, aunque de todos modos es alentador, mientras no quede sólo en marketing. Es que todo el Estado debe reordenarse de arriba hacia abajo. Es que todos los días nos enteramos de algo nuevo, ahora los sueldazos del Banco Central, donde los 20 choferes ganan un promedio de 120 mil pesos y los funcionarios de arriba hasta 255 mil cada treinta días. En el canal de TV pública el promedio de salarios del millar de empleados es de 85 mil mensuales, y así continúa la lista. No hay caja de aguante, pues el sector privado que la alimenta está cada vez más raquítico.
En alguna ocasión alguien dijo sobre esta situación que todos deberíamos vivir del Estado. Estabilidad laboral, en general buenos ingresos -excepción hecha de los subsidiados-, escaso compromiso y bajas exigencias. Estamos aproximándonos pues hay 20 millones que viven de las arcas públicas. ¿Qué pasará si la nómina sigue aumentando? Venezuela es el espejo donde mirar.
Volvamos a los familiares. La verdad que hubo casos a los que no le da la cara para resistir, como el del intendente macrista que ubicó a una docena de parientes, todos con cargos de oficina alfombrada y aire acondicionado, nada de tareas esforzadas. Y todos los días siguen apareciendo episodios parecidos que sorprenden. Es verdad que venimos de una docena de años donde imperó el vale todo, pero es hora de poner un freno. Pero en serio. Ojalá sigan las medidas y esta movida no haya sido sólo para salvar a Triaca. El tiempo, y no demasiado, dará el veredicto.

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