Periódico independiente de la provincia de Mendoza

Opinión

BUSCANDO EL EQUILIBRIO

En Argentina, como en la mayoría de los países fuera de los pocos que son ricos, los déficit externos obedecen al rezago tecnológico que las potencias avanzadas y las élites locales promueven con ahínco, las consiguientes limitaciones de la estructura productiva y del comercio exterior, y las malas políticas que provocan ráfagas de capitales especulativos y de deuda externa.

Pero las crisis periódicas originadas en cuentas externas son convenientemente disfrazadas aquí y en otros países de la región, para disimular su naturaleza y justificar medidas que continúen la acumulación de la desigualdad. Muchas veces la crueldad de las sanciones a quienes pretenden otros caminos señala que ese orden es intencional y no el único posible. Una muestra es los 19 millones de personas que viven debajo de la línea de pobreza. Lamentable.

El atrazo tecnológico deriva es la eterna escasez del presupuesto público para esos fines, donde el Estado es un actor central aún en los países avanzados, a los que se agrega la presión de las potencias para impedir los avances de los sectores considerados estratégicos o limitan sus mercados o implican una peligrosa autonomía. Los avances de Estados Unidos contra el desarrollo tecnológico Chino exhiben esa fuerza de bloqueo. En nuestro país los sucesivos gobiernos han bloqueado el desarrollo nucleoeléctrico y satelital con excepción de algunos esporádicos avances, para congraciarse con la potencia del Norte, asi como el desfinancimiento de la ciencia y la educación pública.

Además, las presiones directas para frenar los avances en informática y biotecnología, que el subdesarollo de un estado provocado con las recurentes crisis del sector externo son una muestra evidente del subdesarrollo.

Suprimir las políticas prudenciales del sector externo agravan su inestabilidad, como ocurre cuando los gobiernos desregulan los movimientos de capitales especulativos, eliminan las obligaciones de ingresar divisas de exportación. impulsan las importaciones aunque el dólar barato dañe la industria nacional.

De esa forma se duplica la deuda externa pública con su carga de intereses en moneda extranjera. Todo esto es lo que provoca un enorme déficit externo, que los mercados saturados de las colocaciones record de Argentina, se negaron a financiar desde hace ya varios años.

Es por esa situación que los gobiernos se ven obligados a recurrir al Fondo Monetario Internacional. Como consecuencias de malas praxis o malicia estratégica.

Los últimos contactos con el organismo internacional dejaron en claro que Argentina le ha propuesto un acuerdo de pago cumplibe, pero sin más ajustes, mientras que el gobierno de Alberto Fernández tampoco desea aumentar la deuda con el FMI ni continuar con el stand by. Así las cosas, pandemia con segunda o tercera ola en ciernes, el páis sin un plan preciso y con cosechas record se anima a transitar el año.

Héctor Ariño
Periodista observador@yahoo.com.ar.

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