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Opinión

De la estratósfera a Marte, pero primero viendo cómo pagamos el alquiler

“Hola, mundo. Mi primer vistazo a mi hogar para siempre ” , decía el texto publicado en la cuenta de Twitter. En tiempos en que la gente se expresa más a través de las redes sociales que cara a cara, y no sólo por la pandemia sino porque la vida hace rato que va por el lado de la virtualidad, no sorprendió a nadie que el mensaje llegara de esa manera.

El destino desde el cual fue enviado sí tenía poco de común, al menos fuera del ámbito de la ciencia ficción. Porque si en películas y series más de una vez disfrutamos de anticipar cómo sería la vida en Marte, esta semana la realidad nos dio una prueba más de que ese sueño lejano de habitar otro planeta, de a poco, empieza a tomar forma.

¿Será que más de uno se querrá ir de esta pandémica Tierra de una buena vez por todas? A aquellos que creen que la solución está bien lejos, con toda la sinceridad del caso, habría que avisarles que el problema no es la escenografía, sino quienes la habitamos.

Y por más que la expedición de la nave espacial Mars 2020 de la NASA con el rover Perseverance y esa primera foto que iba acompañada del texto que dio inicio a estas líneas, abran una pequeña puertita a la ilusión de alguna vez poder vivir en el espacio exterior, la realidad es que por muchos años más vamos a tener que seguir aquí abajo, luchando palmo a palmo por cuidar lo que tenemos y hacer de este mundo un sitio mejor.

Y de la inmensidad del universo llegamos en un viaje espacial a través de la estratósfera rápidamente a la Argentina en modo verano 2021 como alguna vez vaticinó a la inversa (nunca se sabrá si fue realmente en serio o resultó parte de una apuesta con un colaborador), el recientemente fallecido Carlos Saúl Menem.

El primer presidente peronista desde la restauración de la democracia y quien gobernó el país durante una década se fue dejando anécdotas de todo tipo, amores y odios que todavía perduran y un menemismo que murió en 2003, cuando se bajó del balotaje después de haber ganado por poco en primera vuelta y permitió la llegada al poder de Néstor Carlos Kirchner.

Sus últimos años los pasó como senador nacional por La Rioja, la provincia que hizo trascender adentro y afuera de nuestro país, con un perfil bajo a nivel mediático y una escasa participación en cuanto a proyectos presentados y discursos protagonizados en el recinto.

Situación que contrarrestó con sus años de gloria en los que su poder discursivo y su magnetismo lo llevaron a ganarse la admiración de «propios», como gran parte de la farándula local con Charly García y Diego Armando Maradona incluidos, y «extraños» tales como los Rolling Stones o una por demás observada en su corpiño Madonna, por ejemplo.

Con Menem se fue una manera de hacer política y un momento de Argentina que quedó marcado a fuego, para bien o para mal, en quienes lo vivieron. Tal como indica el decálogo del peronismo, para un peronista no hay nada mejor que otro peronista, por lo cual fue velado en el Salón Azul del Congreso y recordado con los honores del caso por Alberto Fernández y por Cristina Fernández de Kirchner, pese a la sutileza de «sus compañeros» en el texto de la vicepresidenta que tanto enojó a Guillermo Moreno.

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