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Sociedad

Era dentista en Buenos Aires, dejó todo para mudarse a Nueva York, hoy triunfa vendiendo empanadas

Mario Vivas tiene 33 años y se fue a los Estados Unidos en 2012. No solo dejó su país, también abandonó su profesión. Allá se casó, se divorció, trabajó para la famosa cantante pop y en plena pandemia puso un local bien criollo que distinguió nada menos que Andrew Cuomo, el gobernador neoyorquino
Mario Vivas (33) no solo abandonó la Argentina sino que hizo un cambio de vida dejando su profesión como odontólogo para buscar nuevas aventuras en Nueva York

“Mi vida en Buenos Aires giraba en torno a arreglar dientes, pagar el alquiler y nada más”, admite Mario Agustín Vivas (33), que desde 2012 reside en Nueva York. Acá dejó todo: su carrera como odontólogo, una vida ya armada, y se lanzó a un universo totalmente desconocido.

Hace exactamente un mes se metió de lleno en el mundo de la gastronomía, o “el business” como le gusta decir a él. Previo a la pandemia, trabajaba como organizador de eventos, rubro que se vio muy afectado por el coronavirus, y decidió reinventarse. Hoy lleva adelante su proyecto de empanadas artesanales argentinas al que llamó Criollas, aunque en Nueva York les digan creolas.

El local está ubicado en Columbus Circle, y de la mano de dos inversionistas se inició en el rubro con 120.000 dólares. “Buscaba hacer una comida 100% argentina, salirme del cartel de ‘latino’ que es muy amplio. Una manera de representar al país en el mundo, por eso son bien caseras, tienen el repulgue hecho a mano, hay de carne, caprese, humita y jamón y queso. Estoy asombrado con la salida que tienen y cuestan 4.90 dólares cada una. Ahora la idea es poder darle la opción al cliente de llevarse el producto freezado a casa y que lo consuma cuando quiere”, relata el joven emprendedor.

Mario se crió en Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires. Cuando decidió estudiar odontología se mudó a la Capital Federal. Allí alquiló un departamento, y más tarde tuvo su propio consultorio.

En 2011 viajó a Nueva York y se cruzó con quien fue, durante años, el amor de su vida. “Lo conocí estando de vacaciones en un bar en la zona de Hell’s Kitchen. Le invité un trago y desde ese día no nos despegamos”, recuerda.

Al poco tiempo y estando en Villa La Angostura, mientras mantenía una relación a distancia con su pareja, este le propuso matrimonio. Entonces, en septiembre de ese año, tomó la decisión de vender todo: “Con mis equipos odontológicos y algo de muebles saqué unos 3.000 dólares, no mucho más “. Compró un ticket de ida, sin vuelta, a Nueva York. “Estaba saturado de la vida en Buenos Aires y del lifestyle alrededor de mi profesión, pero antes me había anotado en un Posgrado de ortodoncia, que claro, no terminé”.

Así, en 2012, y siguiendo a su corazón, puso los pies en los Estados Unidos. “Aún no estaba promulgada la ley del Matrimonio Igualitario, así que tuvimos que esperar hasta 2014 para casarnos”. Eso le otorgó la posibilidad de obtener una Green Card condicional por dos años. Durante ese tiempo, la pareja debió demostrar que su relación iba en serio. Cumplido ese plazo, Mario pudo iniciar los trámites para tener la Green Card permanente, que renueva el permiso de estadía por 10 años. Lamentablemente, a fines de 2016 se divorciaron.

Criollas Baked, así se llama la marca de empanadas de Mario Vivas en Columbus Circle
La vida en Manhattan lo fue marcando. Ya estaba muy lejos del mundo de la salud. Su primer trabajo fue creativo e inusual: asistente de vestuario de la estrella pop Beyoncé. La veía cada dos semanas y le acercaba los portatrajes pensados por el estilista Ty Hunter para cada una de las presentaciones; ya sea una alfombra roja o el Super Bowl. La recuerda “siempre simpática y atenta”. Pero el trabajo no colmaba sus expectativas: “La verdad que el ingreso no me alcanzaba para vivir como quería”.

Luego le siguieron otros empleos para mantener los gastos. “Fui asistente de vestuario en Broadway, algo que combinaba con algunas organizaciones de eventos e incluso hice de bartender. Jamás había agarrado una coctelera, y ahora soy groso”, se jacta de su versatilidad en la barra. Allí, además, aprendió cómo manejarse en el rubro de la gastronomía.

Como event planner creó Viva Eventos. Tenía clientes por todo el país, desde empresas corporativas hasta particulares. Una de sus intervenciones más curiosas tuvo que ver con personajes de nuestro país… ¡y tuvo mucho rating! “Estuve a cargo del bautismo de Mirko en 2018 en Saint Patrick’s junto a Marley, y los padrinos Susana Giménez y Coco Fernández. Todo salió en vivo… y tuve apenas 48 horas previas de aviso”.

Finalmente, su sueño americano se corporizó en esas pequeñas porciones de masa rellena que nos identifican. Y no fue en un período resplandeciente, sino en medio de la pandemia, mientras el mundo vivía (y vive) una crisis económica severa.

“Mi inversionista me dijo ‘go big or go home’ (’Hacelo a lo grande o andate a casa’). Así es como piensan acá”, cuenta. Lo inauguró en Columbus Circle, una de las mejores zonas de NY, el 17 de noviembre, con cuatro empleados y un crecimiento que planificó escalonado.

La sorpresa llegó cuando el gobernador del Estado de Nueva York, Andrew Cuomo, le otorgó un reconocimiento por haber abierto un negocio durante la crisis del Covid-19.

-¿Te sentiste bien recibido en Nueva York?
-Los neoyorquinos te esperan con los brazos abiertos. Por lo general son los latinos los que recelan de los otros latinos. Con los norteamericanos nunca me sentí un inmigrante.

-En el último tiempo hay una tendencia de los argentinos a querer emigrar. ¿Creés que es la solución?
-Noto que hay más gente curiosa en buscar una salida del país. La gente que quiere emigrar piensa en cómo hacer para irse y no qué hacer cuando llegás, de qué vas a trabajar, dónde vas a vivir. Me fui con eso medianamente resuelto. Además hablo inglés e italiano, algo importante para desenvolverte acá. Pero lo digo siempre, Estados Unidos es un destino difícil. Hay muchas cosas a tener en cuenta, como los honorarios de los abogados en la visa, los tiempos de la burocracia… Yo había empezado el trámite para trabajar de manera individual, y la abogada me sugirió casarme, aunque eso también fue porque quería hacerlo. Eso sí: nadie te va a dar nada, hay que salir a buscar los recursos.

-¿Cuál es el valor agregado que tiene el argentino con respecto a los otros inmigrantes?
-Cuando estamos afuera nos destacamos rápido por nuestra personalidad y versatilidad. Si lográs insertarte, crecés rápido. A su vez, en los Estados Unidos no está mal visto dejar tu profesión, en mi caso la odontología, para hacer otra cosa.

-¿Estás más cerca de tu sueño?
-Después de 9 años, sí. Me siento más cerca de lo que buscaba, que era básicamente ser dueño de mi negocio, viajar cuando quiero, libertad total, vivir la ciudad que amo y tener amigos de tooooodos lados, desde millonarios y sacerdotes hasta prostitutas.

-¿A nivel económico también notás el progreso?
-La estabilidad económica ayuda, por supuesto. Estoy en una ciudad cara, pero el crecimiento económico fue exponencial. La Argentina fue una entrada en calor y salí a la cancha a Nueva York. A mí no me gusta vivir mal, viajo regularmente, salgo a comer afuera y resido en una zona residencial como es Upper West Side.

-¿Tenés ganas de volver a la Argentina?
-Solo de visita para ver a mis seres queridos. Aunque con la pandemia hace dos años que no viajo. Me gustaría traer a mi hermana menor a vivir a Nueva York. Ella es ingeniera industrial, y sé que acá tendría muchas oportunidades.

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