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Opinión

Lo que viene: año de más inflación o aparecerá el desabastecimiento

Todo parece indicar que el kirchnerismo está buscando todas las explicaciones posibles para tratar de quitarse la responsabilidad por la aceleración de la suba de los precios que provocó con la fenomenal expansión monetaria
En las últimas semanas voces del Gobierno han dado las explicaciones más insólitas acerca de la inflación. Por un lado, el BCRA publicó un paper en el cual se sostiene que la inflación es un problema de puja por la distribución del ingreso. En el mismo sentido argumentó el presidente de la entidad, Miguel Pesce: “Creemos que hay un problema de inercia inflacionaria y esperamos que los acuerdos que se hagan en el marco del Consejo Económico y Social desindexen la economía y tengamos tasas más normales de inflación »

Por otro lado, durante la última semana, la diputada ultra k Fernanda Vallejos afirmó: “Tenemos la maldición de exportar alimentos, de modo que los precios internos son tensionados por la dinámica internacional. Es imperioso desacoplar precios internacionales y domésticos, ya que los domésticos deben regirse por la capacidad de compra (en pesos) de los argentinos”.

Todo parece indicar que el kirchnerismo está buscando todas las explicaciones posibles para tratar de quitarse la responsabilidad del proceso inflacionario que ellos desataron con la fenomenal expansión monetaria del año pasado ,con lo cual mantiene el pesado gasto del Estado.

Hasta ahora el kirchnerismo venía festejando que la inflación estaba bajando. Afirman que la inflación de 2020 fue 18 puntos porcentuales menor a la de 2019, con lo cual pretenden mostrar un éxito en política antinflacionaria respecto a la gestión de Cambiemos.

Es cierto que el IPC subió menos en 2020 que en 2019, pero también es cierto que la inflación se está acelerando en los últimos meses a pesar de la catarata de controles de precios, retraso de las tarifas de los servicios públicos y precios cuidados.

La inflación, que estaba en un piso del 1,5% mensual, subió un escalón al 3% y en el último mes se aceleró a 4%. Sin embargo, si se mira la inflación núcleo, que no incluye precios con estacionalidad, tarifas de los servicios públicos que tienen alto componente impositivo y también los privados regulados, se encuentra que se aceleró aún más significativamente. La inflación núcleo pasó del 3,5% mensual en octubre al 4,9% en diciembre, equivalente a un ritmo anual del 77,5% anual, muy por arriba del índice general que lo hizo a una tasa anualizada de 60 por ciento.

Además, se advierte claramente el proceso de aceleración comentado más arriba. Ahora bien, mientras en el kirchnerismo desarrollan todo tipo de explicaciones que les quite responsabilidad en ese problema y buscan un culpable (precios internacionales de los alimentos, puja distributiva, etc.) se ve que, paralelamente la oferta primaria de dinero circulante en poder del público más el saldo de depósitos en cuenta corriente en los bancos, tuvo tasas de crecimiento que llegaron a alcanzar el 100 por ciento.

¿Por qué tomar M1? Porque es dinero para hacer transacciones, es decir para pagar los gastos del mes. No son pesos que se ahorran. Y Luego de tantas confiscaciones de ahorros y destrucción monetaria se hace difícil imaginar que una colocación a plazo fijo no sea también considerado dinero transaccional para ser utilizado en un mes, mientras se busca alguna renta financiera hasta el momento de algún pago.

La característica de ese dinero transaccional es que la gente se lo quita rápidamente de encima, y crece a tasas anuales que son bastante consistentes con la tasa de aumento de la inflación núcleo.

El kirchnerismo sabe que si se le dispara la tasa de inflación en este año electoral, en octubre tendrá serios problemas en las urnas, por eso inventa responsables fuera del mismo gobierno y no quiere relacionar inflación con emisión monetaria.

Si relacionara inflación con expansión monetaria automáticamente se estaría autoincriminando por el proceso inflacionario. En cambio, si habla de puja distributiva, la culpa es de las empresas que quieren ganar “mucho” o de los precios internacionales que reflejan la “maldición” de exportar alimentos, como sostiene la diputada Vallejos.

Para eso propone desacoplar los precios internos de los precios internacionales, algo que ya se hizo en el anterior período kirchnerista. El resultado fue que las restricciones a las exportaciones de trigo generaron tal desincentivo a la producción de trigo que el área sembrada cayó a la mitad y la producción en toneladas disminuyó un 37% como mínimo.

Las restricciones a las exportaciones de trigo generaron tal desincentivo a la producción de trigo que el área sembrada cayó a la mitad y la producción en toneladas disminuyó un 37 por ciento
También intervino el kirchnerismo en la gestión anterior el mercado de la carne vacuna para que la gente tuviera asado barato, desacoplar el precio internacional del precio interno y lo que consiguieron fue una reducción del stock ganadero en casi 10 millones de cabezas entre 2008 y 2011.

Recuperar ese stock ganadero insume varios años. El desincentivo a la inversión llevó a los productores a un proceso de liquidación de vientres. Las vacas de cría pasaron de 23,7 millones de cabezas a 20 millones. En ese período se consumió 3,7 millones de fábricas de terneros. Y, como consecuencia de la caída del stock ganadero, se dejó de facturar casi USD 31.000 millones.

El kirchnerismo también desacopló el precio interno del gas del precio internacional y se destruyó de tal forma la producción de gas que de ser un país exportador de gas, pasamos a ser un país importador de gas, con compras a Bolivia pero, fundamentalmente, importando gas en barcos, a precios muchísimos más altos.
Entre 2008 y 2011 se consumió 3,7 millones de fábricas de terneros. Y, como consecuencia de la caída del stock ganadero, se dejó de facturar casi USD 31.000 millones
En definitiva, por no querer hacerse responsable de la inflación que genera el Gobierno con la expansión monetaria, inventa enemigos en los productores de alimentos y otros bienes, lo cual lleva a desinversión, menor producción y más escasez de productos básicos.

Dado el desborde del gasto público y considerando que el Gobierno hará lo imposible para evitar que la inflación se le dispare en este año electoral, lo más probable es que recurra a medidas que ataquen la producción generando escasez de esos bienes.

En síntesis, de cara a las elecciones cabe esperar un año de mayor inflación o un año de desabastecimiento. El Gobierno tendrá que optar por uno de esos dos males, dado que no parece inclinarse por estimular la producción y la disciplina fiscal y monetaria.

Héctor Ariño
Periodistaobservador@yahoo.com.ar.

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