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Salud

Los riesgos ocultos de la dieta macrobiótica

En su texto, Cunningham y Marcason enumeraron los siguientes riesgos potenciales de seguir una dieta macrobiótica:

  • Deficiencia de proteínas, vitamina B12 y calcio.
  • Riesgo de deshidratación.
  • Es de las dietas más seguidas por personas que padecen cáncer aunque no haya demostrado que ayude

Fuerte carga emocional sobre el individuo y la familia.

Los promotores de esta dieta suelen desacreditar a la medicina y niegan avances científicos que han logrado aumentar nuestra esperanza de vida

En 2008, otra publicación añadió que conviene que toda persona que siga una dieta macrobiótica, aunque se encuentre bien, sea visitada por un profesional sanitario que esté alerta ante posibles deficiencias nutricionales.

Es por todo lo anterior que en el libroMás vegetales, menos animales, publicado en 2016, Juanjo Cáceres y yo desaconsejamos la dieta macrobiótica, sobre todo en niños. Pero no solo por posibles deficiencias nutricionales o por la peligrosidad de la inclusión de algas en la dieta, sino, también, porque:

  • Sus fundamentos (la división de los alimentos en yin y yang o la creencia que hay alimentos que“dan frío” o que “dan calor”) son un sinsentido sin ninguna clase de explicación racional ni sustento alguno en investigaciones serias, algo que puede generar una confusión de impredecibles consecuencias.
  • Los promotores de esta dieta suelen desacreditar a la medicina y niegan avances científicos que han logrado aumentar nuestra calidad y esperanza de vida.
  • Las quiméricas atribuciones o incumplibles promesas que suelen promover quienes defienden las bondades de esta dieta, además de crear falsas esperanzas, pueden generar culpabilidad en las personas que la siguen o, peor aún, desconfianza en tratamientos médicos de eficacia probada, lo que pondrá en riesgo su salud.

Hoy añadiríamos dos motivos más para desaconsejarla: la posibilidad de contraer una infección alimentaria a causa del rechazo a la utilización de conservantes y que seguir esta dieta puede resultar carísimo, comprometiendo la capacidad adquisitiva del individuo. Pero el peor de los riesgos de seguir la dieta macrobiótica es la muerte a causa de una malnutrición severa, algo que puede ocurrir si se sigue esta dieta de forma estricta.

Es momento de mencionar que investigaciones publicadas en 20032013 y 2016han revelado que la dieta macrobiótica es una de las más seguidas, por desgracia, por las personas que padecen alguna clase de cáncer. No hay pruebas que nos hagan pensar que esta propuesta pueda prevenir de forma efectiva el cáncer, ni tampoco las hay de que permita curarlo o contribuir a su curación. Sin embargo, sí tenemos motivos para detallar unos cuantos riesgos a los que se expone cualquier paciente con cáncer que siga una dieta macrobiótica:

  • Puede demorar la aplicación de un tratamiento médico del que puede depender la vida del paciente, como sucedió en el caso de Steve Jobs, fundador de Apple.
  • Puede deteriorar el estado psicológico del paciente debido a las limitaciones sociales que tiene seguir este patrón dietético, complicadísimo de combinar con cualquier comida familiar o cualquier evento social.
  • Las severas deficiencias nutricionales de quien sigue esta dieta de forma estricta pueden empeorar seriamente el pronóstico del paciente con cáncer.
  • Al formar parte de las llamadas “terapias alternativas”, el paciente se expone a un mayor riesgo de mortalidad, tal y como han mostrado diversas investigaciones.

¿Qué debemos hacer los profesionales sanitarios cuando acude a nuestra consulta un paciente que sigue una dieta macrobiótica? Para responder a esta pregunta, nada mejor que recurrir a la magistral ponencia “La relación en la consulta médica con el paciente que utiliza terapias alternativas”, que impartió el doctor Vicente Baos (@vbaosv) en el Hospital de La Paz de Madrid el 18 de febrero de 2017. Su intervención se enmarcó en el evento de divulgación científica Terapias peligrosas: parasitando la salud, organizado por ARP Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico y Fisioterapia sin Red.

En su ponencia, el doctor Baos deja claro que es imprescindible escuchar con amabilidad, con empatía, con comprensión, sin juzgar, sin prepotencia y sin rechazo, siendo en todo momento conscientes de que el paciente no es más que una víctima. Que debemos fomentar la confianza mutua, intentar acercar distancias siempre mostrando interés por la salud del paciente para conseguir establecer un canal de comunicación y ayuda. Que resulta necesario atender a las razones que argumenta el paciente y comprenderlas para, a continuación, aproximar nuestros conocimientos y consejos sin imposición alguna, teniendo en cuenta que es poco probable, e incluso ilusorio o irreal, que el paciente cambie en unos pocos minutos sus creencias o su escala de valores. Es el paciente quien debe reconsiderar, en función de nuestros consejos, si la vía que ha escogido es la correcta, tras exponerle otras opciones que, eso sí, deben estar bien argumentadas y sustentadas en los mejores conocimientos disponibles hasta la fecha. Y, por supuesto, si existen elementos reales en la terapia que pueden poner en grave peligro la salud del paciente (algo que puede llegar a suceder en el caso de la dieta macrobiótica, como hemos visto), nuestra posición debe ser muy clara y debemos alertarle sin titubeos de los riesgos existentes.

El doctor Vicente Baos concluyó su ponencia alentando a toda la sociedad a que, en legítima defensa:

  • Denuncie, desde todos los ámbitos posibles, a quienes promueven terapias peligrosas o a quienes se benefician económicamente de ellas.
  • Fomente el desprestigio de dichas terapias mostrando públicamente su irracionalidad.
  • Luche para que exista una legislación que controle su difusión.

Para finalizar, insistir en que toda persona que escuche hablar de la dieta macrobiótica debe ser consciente de que sus fundamentos ofenden a cualquier conocimiento científico de la nutrición o de la biología humana. Podemos afirmar que es un “sofisma nutricional”, un concepto que podríamos definir como: planteamiento nutricional falso o capcioso que se pretende hacer pasar por verdadero. Un sofisma que, además, puede poner en riesgo nuestra salud.

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