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Política

Solá: «Hay una inconsistencia fortísima en la hoja de ruta acordada con el FMI»

Felipe Solá ya tiene bunker en el corazón de la Ciudad de Buenos Aires, pero sigue una agenda súper intensa que lo lleva también por el interior del país. Calzado con el traje de candidato a presidente está convencido de la necesidad de consolidar un espacio opositor que sea alternativa a Cambiemos en 2019, que incluya al peronismo pero que sume a todos los que «defiendan el trabajo argentino». «Soy candidato porque me siento capaz de serlo», enfatizó durante una extensa entrevista con ámbito.com.

Actual diputado nacional, quien fuera gobernador de la provincia de Buenos Aires entre 2002 y 2007, dijo que «nunca» tuvo el peronómetro en la mano y consideró que es «imposible» construir una oposición sin admitir al kirchnerismo. Al respecto, reconoció un distanciamiento con Sergio Massa que «tiene una posición muy anti-K, de no admitir a un sector enorme del peronismo».

Crítico del acuerdo con el FMI, Solá afirmó que el programa económico tiene grandes«inconsistencias» y enfatizó que «estamos asociados a alguien que nos está acogotando». Advirtió que en la actual situación económica «la mayoría de las familias argentinas no llegan a fin de mes» y que hay un golpe «fortísimo» contra las pymes.

En cuanto a la causa de los cuadernos dijo que la política en su conjunto debe«hacerse cargo» y que «el financiamiento de la política ha sido generalmente espurio o desconocido».

Periodista: ¿Cómo evalúa la situación económica del país?

Felipe Solá: Hay una situación muy grave en la que se combinan los siguientes hechos. Primero, la mayoría de las familias argentinas no llegan a fin de mes, de cualquier clase porque cada uno tiene gastos diferentes. Segundo, no hay una sola política de protección del empleo, y menos hay políticas de empleo. Tercero, hay una pérdida muy grande del salario real de los estatales, y en menor medida pero muy grande también de los privados, a esa pérdida de salario real le sigue la pérdida de salario real de la de la changas que es mucho mayor porque allí no hay salario, hay un valor de la changa pero en este momento hay gente dispuesta a trabajar por mucho menos plata que un salario formal, que ya de por sí es bajo. En otras palabras el mercado está excluyendo mucho más gente porque está achicándose. Y a esto hay que agregar el golpe fortísimo sobre las pymes que hay que dimensionarlo bien porque allí están también los comercios y los servicios, por ejemplo los ómnibus de larga distancia que están siendo boicoteados claramente pagando el cien por cien del gasoil contra las low cost que llegan a 24 puntos del país contra los micros que llegan a 800 puntos. Es una Argentina absurda y loca la que estamos viviendo y sobre todo la que quiere crear el Gobierno.

P.: ¿Cómo observa el acuerdo con el FMI?

F.S.: Desde el punto de vista de la macroeconomía el mercado descuenta que hay una inconsistencia fortísima y muy visible en el programa económico, que en realidad es la hoja de ruta fijada para los 18 meses que van a de junio de 2018 a diciembre de 2019 que el Gobierno tiene acordada con el FMI. Hay una inconsistencia enorme en por ejemplo lo que se espera el déficit fiscal en el año y medio de 15.500 millones de dólares, de lo que se espera de los vencimientos de capital e intereses que son 13.600 millones de dólares y eso da 29.100 millones de dólares. A eso hay que agregarle el vencimiento de Lebacs y de Letes. Estamos en una situación muy grave desde el punto de la inconsistencia, pero además para que esa hoja de ruta se cumpla el año que viene tendría que crecer la inversión extranjera directa un 30%, y además debería caer bruscamente la fuga de capitales que en realidad está propiciada por propio Gobierno.

P.: Esta situación que describe, ¿cree que obedece a errores «no forzados» o un convencimiento del Gobierno en la política económica?

F.S.: Creo que son la combinación de un pésimo diagnóstico y peor proyecto. El argumento de que la crisis no la advirtió nadie es mentira, la recontra advertimos desde hace muchísimo tiempo, la crisis de la cuenta en dólares, de la balanza de pagos. Por otra parte, exportamos más de 20 mil millones de dólares menos que hace un cinco años. Es cierto que tuvimos una mala cosecha pero eso no explica todo, las exportaciones están muy inmóviles en general sobre todo las no agropecuarias. Pero hasta el FMI tiene inconsistencias con la Argentina. El Fondo quería sanear el Banco Central y entonces le compra todas las Lebac y le pone Letes al Tesoro que son en dólares con lo cual aumenta la deuda externa argentina. De los 15 mil millones que entrega el Fondo, 7.500 millones fueron al Banco Central para fortalecer las reservas, entonces primero le sacamos deuda y después les ponemos reservas. Ahora el FMI le autoriza al Banco Central a usar reservas para el mercado cambiario. Estamos asociados a alguien que nos está acogotando, y lo que es peor es que este Gobierno admira a los que nos están acogotando. No es que lo están haciendo «a pesar de», lo están haciendo porque piensan que es lo correcto. La responsabilidad que van a tener cuando esto toque fondo va a ser enorme.

P.: ¿Cómo impacta la decisión del Gobierno de frenar la baja de retenciones a la harina y al aceite de soja?

F.S.: Es muy mala porque lo que hace es reducir la rentabilidad y posibilidad de exportación, es decir, la materia prima va a costar más para el valor agregado argentino que no será muy alto pero es nuestro principal rubro de exportación aceite de soja y girasol y harinas y subproductos. Es decir lo que se hace es tener una política antiexportadora porque lo que se está proponiendo es que exportemos porotos de soja y menos aceite. En este momento ni siquiera podemos aprovechar la ventaja que nos da la fractura del mundo globalizado que provoca Trump, que como le pone 25% al acero de China, los chinos le ponen 25% a la soja de EEUU, entonces como no puede entrar la soja de EEUU se podría traer el poroto a la Argentina e industrializarlo en las aceiteras argentinas y eso es más trabajo argentino y más exportaciones. Esta es una medida política porque es un gesto político del presidente hacia lo que él considera sus votantes más duros o dicho de otra manera los que le quedan, que son el sector agropecuario pampeano que sabe que tiene que tener un sector exportador fuerte y que le conviene exportar con valor agregado. Se protege a los productores de soja en este caso pero se abandona completamente a los productores de leche, de esta forma la soja va a seguir invadiendo los campos lecheros. La incongruencia de tener que aumentar las exportaciones y al mismo tiempo bajan los reintegros a las exportaciones, no se entiende. A la inconsistencia global de proyecto que es que no alcanzan los dólares, entonces como no alcanzan los dólares permitamos que vengan a sacarlos y todos los días perderemos 100, 200, 500 millones. Pero encima ahora ni siquiera nos prestan, antes se facilitaba la fuga tomando crédito, es decir, exportábamos ahorro argentino e importábamos deuda, pero ahora ni siquiera sabemos si podemos importar deuda.

Con 31 años en la política, Solá consideró que la causa de los cuadernos impacta a toda la política y sostuvo que espero que la Justicia llegue hasta el final. «Llevo 31 años en esto y no he tenido problemas ni acusaciones serias. He encarado las campañas siempre sin plata», afirmó

P.: ¿La causa de los cuadernos de la corrupción también impacta en la economía?

F.S.: Primero que tiene un impacto económico porque no se puede ignorar que la difusión mundial de un escándalo que no sabemos dónde termina y que abarca a una cantidad de empresas muy grandes tiene un impacto muy negativo en todo sentido. En abandonar bonos argentinos, en abandonar futuras inversiones, dejar de pensar en Argentina. Ahora se hace muy necesario empezar a separar empresas de empresarios porque la empresa cumple un rol social y más importante si es una empresa de obra pública como es en este caso. Ahora si por sancionar a empresarios vamos a parar la obra pública del todo cuando ya está frenada desde el punto de vista presupuestario, entonces vamos a parar también las PPP, el panorama no puede ser más negativo.

P.: Desde el punto de vista político, ¿los cuadernos golpean solo al kirchnerismo o toda la clase política?

F.S.: Golpea a todos porque no hay nadie que se dedique a la política, yo llevo 31 años de ser un hombre público, que pueda mirar para otro lado, no podemos no hacernos cargo de esto. Importa para la Justicia si Fulano o Sultano se enriqueció, pero lo que importa es que no miremos para otro lado porque yo no tengo nada que ver o porque no me enriquecí o porque no estoy en los cuadernos. Se veía venir, sí. El financiamiento de la política ha sido generalmente espurio o desconocido, y en mejor de los casos hay políticos que han aceptado dinero en negro, pero también hay políticos que no se han preocupado por saber de dónde venía el dinero cuando estaban subiendo la escalerita en un acto. En competencia de guerra desatada por los votos no se pregunta de dónde viene la plata sino que hay que aprovecharla para ganarle al otro. Con un agravante, cuando el otro es partido que está en el Estado tiene enormes ventajas porque tiene aviones, autos, ceremonial, los micrófonos, los parlantes, todo hecho. Además, tiene pauta los pasan por todos los medios y además pautan en las redes, y uno se siente muy pequeño para competir. Entonces, eso agudiza la necesidad de financiamiento ahora incluso cuando están en el Estado hacen lo que hemos visto en el provincia de Buenos Aires que inventaron aportes por 80 millones de pesos que no los pueden explicar.

P.: ¿Puede ser un antes y un después en la política?

F.S.: Lo que creo que puede ser muy importante de esto es que el juez se anime a seguir pase lo que pase. Recorrer todos los hilos que salgan de las declaraciones y que no se perdone tanto a tanta gente. Segundo que de ahí surja no solo una reacción emocional, sino una legislación que defienda la política pero que la haga transparente. No que la mate como el «mano puliti» en Italia que después vino Berlusconi 15 años, sino que la defienda pero que ponga en igualdad de condiciones a quienes son oposición y están fuera del Estado y a los que están dentro del Estado. Lo que más importa ahora es que no defrauden a la gente una vez más y que lleguen al final.

P.: ¿Y qué lectura hace de los aportantes truchos de Cambiemos?

F.S.: La lectura que hago es que quiero que se trate con la misma espectacularidad y fuerza que el caso de los empresarios de la construcción. Este caso que se está tratando al que yo no le saco el cuerpo, primero percibí los cuadernos como una operación de los servicios de inteligencia para tapar la gravísima situación económica de la Argentina, pero sean o no falsos, aparecen después las declaraciones de los empresarios y estos dichos ya no suenan falsas sino que suenan a que los empresarios cuentan lo que pasó. Por supuesto hay empresarios que están presos porque no son amigos del Gobierno y hay empresarios que arreglan por teléfono y son arrepentidos, están llenos de arrepentidos que circulan por Puerto Madero. Un arrepentido es un coimero que tiene un abogado que tiene un juez amigo.

P.: ¿Hay una doble vara de la Justicia?

F.S.: Sí. A lo mejor el tratamiento interno de todo lo que no se le cuenta a la prensa es correcto, pero es cuestionable el tratamiento externo de divulgar antes de hacer, nadie anuncia que va a allanar eso solo ocurre en la Argentina. Da la impresión de que los jueces federales si no cuentan con el periodismo no creen que van a avanzar sus causas, es muy penoso. Entonces la espectacularidad de un caso, además creo que la población intuye que es cierto, debería tener la misma proporción que cuando tratan los casos que involucran al Gobierno como el Correo o Panamá Papers. Macri con un decreto permitió que blanquearan los padres, los hijos y los cónyuges, algo totalmente inconstitucional.

P.: ¿Sigue litigando en la Justicia?

F.S.: Después de un año y medio dijeron que puedo ser litigante y ahora estoy yendo a la Cámara porque la jueza de primera instancia antes de renunciar dijo que devenido abstracta la causa porque ya se había blanquedado, es decir que si asesinaste a alguien ya no importa porque está muerto.

P.: ¿Cuál debe ser el rol de la oposición?

F.S.: Una cosa es el rol y otra la potencia de ese rol. Vos podés tener claro cuál es tu rol, pero la potencia en el Congreso es muy relativa porque los gobiernos deben respetar el Congreso mucho más de lo que lo hacen pero enfrentamos vetos y componendas que tienen relación con una extorsión directa a los gobernadores. La potencia de una oposición real disminuye mucho por esas razones. Eso no quita que no tengas claro cuál tiene que ser el rol opositor, que además de la crítica debe proponer alternativas aunque sepa que no va a ser tenida en cuenta por el Gobierno. Por eso yo hice los 35 puntos, que no es una Biblia sino una propuesta que es abierta que puede ser corregida por el resto de la oposición.

P.: ¿Tuvo respuesta del Gobierno a la propuesta?

F.S.: Tuve una respuesta formal del jefe de Gabinete Marcos Peña en el recinto que dijo que me felicitaba por hacer un aporte con el que no estaban de acuerdo.

P.: ¿No ve una salida al modelo económico?

F.S.: Lo veo tocando un piso que puede ser un problema social, es probable que tengamos un grave problema de seguridad por la situación social, es decir una inseguridad mucho más asfixiante que la que hay en la actualidad. Soy pesimista porque no veo ningún cambio. También puede pasar que tengamos un nivel de protesta social que haga problemática la situación de la represión, no podemos estar tranquilos con Patricia Bullrich. Para que sea positivo el escenario tiene que haber una reacción en la actividad económica y no veo ningún elemento que pueda producir reacción en la actividad económica.

P.: ¿Está preocupado?

F.S.: Absolutamente preocupado, y creo que todos tenemos que estar preocupados. Así como tenemos que dar la cara por estos temas que hacen a la corrupción, tenemos que estar preocupadísimos por la situación. Tampoco hay que dejar que los cuadernos tapen lo que pasa todos los días y que hace a los bolsillos de las familias. Hay una actitud antiargentina en el Gobierno.

P.: ¿Cómo evalúa la gestión de seguridad en la Provincia?

F.S.: Vidal tiene un ministro de Seguridad fuerte y trabajador pero no tiene un plan en el largo plazo. En este momento las fuerzas de seguridad están mal equipadas y poco adiestradas y además son un número muy alto, yo me fui con 60 mil efectivos y ahora son 95 mil, y la población creció un 12% de 2007 a hoy. Trabajé con un presupuesto mucho más bajo y sin embargo reformamos la Policía y le dimos una conducción civil e instalamos dos tipos de control, de arriba con Asuntos Internos y de abajo con los Foros de Seguridad.

P.: ¿El Gobierno reedita la grieta con el «nosotros o el pasado»?

F.S.: No, ya no se puede reeditar el pasado o nosotros. La herencia económica es un argumento que ya no va.

Con el peronismo aun lamiendo las heridas de las derrotas electorales, Solá se propone como un candidato que amalgame distintas voluntades. «Hay una necesidad de cambio muy fuerte, acá no hay que volver para atrás, hay que cambiar el pasado y el presente», analizó respecto a la propuesta a presentar en 2019 para competir contra la reelección de Mauricio Macri.

P.: Dentro del peronismo, ¿es candidato a presidente o un dirigente que busca aglutinar las distintas vertientes?

F.S.: Soy un dirigente que ha pasado por diferentes etapas del peronismo, lo reconozco, y que ha pasado por dos grandes trámites de gestión y que creo que he cumplido. He pasado por momentos muy difíciles en la provincia de Buenos Aires y que la he sacado adelante, que tengo una combinación de compromiso absoluto con ser justo y sensible a los pobres porque soy peronista y al mismo tiempo creo que ser un hombre moderado, no tanto en mi humor, pero sí para mirar la realidad. Ahora cuanto más me preocupa la realidad más claro veo la realidad de transformación que es muy fuerte. Hay una necesidad de cambio muy fuerte, acá no hay que volver para atrás, hay que cambiar el pasado y el presente. Por eso yo soy candidato, porque me siento capaz de serlo, sin desconocer la realidad con la existencia de otros candidatos, y la existencia del kirchnerismo y su líder, y la dispersión que puede tener la oposición y la incertidumbre que presenta el país, y el descreimiento que puede haber de la política tanto por la política económica como por los casos de corrupción.

P.: ¿Cree que en 2019 el peronismo va a ser una alternativa competitiva?

F.S.: No lo pondría en términos del peronismo. Diría que si necesitamos un cambio va a ser un cambio que va a surgir de la oposición. Una oposición que tiene que ser lo más amplia que se imagine, y no amplia en el sentido de que vengan los votos de todos lados, sino que vengan las ideas de todos lados. Hay gente que tiene ideas y no es peronista, hay gente que es de izquierda que ha crecido y muchísimos peronistas a los que les gustaría un peronismo mejor que el que tuvimos. Entendiendo que el kirchnerismo también fue peronismo, no tenemos peronómetro. Tenemos que aceptar que Cafiero, Menem, Kirchner y Cristina han sido peronistas, sino el peronismo dónde está. Prefiero hablar de la oposición. Hay un tema central que nos debe unificar absolutamente que una prioridad y que es defender el trabajo argentino. Una prioridad es lo que se pone un Gobierno serio, no es que trabaje solo para eso sino que ninguna otra medida que tome pueda contradecirse contra esa prioridad. Todas las medidas que ha tomado Macri han sido contra el trabajo argentino, con excepción del trigo y el maíz con las retenciones a cero. Si la oposición acuerda que vamos a defender el trabajo cueste lo que cueste, a partir de ahí podemos juntarnos con el que sea, no importa si no votaron o no a Macri, no hay que mirar el pedigrí a nadie.

P.: Entonces, ¿no hay peronómetro?

F.S.: Nunca tuve peronómetro, lo que he tenido afecto o repulsión por peronistas. Hay verdades, son doctrinas que pueden atravesar diversas épocas ideológicas.

P.: Ese aglutinamiento de la oposición ¿tiene algún límite?

F.S.: Por supuesto que hay límites éticos que a veces se ignoran y se recicla mucha gente. El límite es saber dónde termina la grandeza y donde empieza el juego egoísta, ahí es donde hay que frenar.

P.: ¿Cómo va a avanzar en esa construcción?

F.S.: De la manera más realista y pragmática posible siempre que nos pongamos de acuerdo en que no vamos a traicionar dos cosas. La primera es el trabajo y la segunda la corrupción. Llevo 31 años en esto y no he tenido problemas ni acusaciones serias. He encarado las campañas siempre sin plata.

P.: ¿El votante exige más?

F.S.: Creo que cree menos. Exige más porque cree menos. Es difícil volver a tomar confianza. Nos dijeron que 30 años de peronismo habían ocasionado esta Argentina, pero estos tipos chocaron la calesita en dos años y medio.

P: ¿Cómo está su relación con Massa?

F.S.: Lo que nos ha venido separando es que Sergio ha tenido una posición muy anti-K, de no admitir a un sector enorme del peronismo, y yo pienso que es imposible construir una oposición sin admitir el espacio más grande de la oposición. Yo creo que el peronismo es amplio o no es peronismo, y Sergio ha tenido siempre una idea de ir por la avenida del medio que ahora ya no está, que excluía completamente el pasado. Nadie sabe qué va a pasar, si Massa al final no va estar en el mismo espacio en el que queremos estar todos nosotros.

P.: ¿Cómo imagina a Cristina en 2019?

F.S.: Su determinación es muy importante, pero creo que el futuro debe ser distinto. Con una Argentina que vaya para adelante con lo bueno que se hizo en esos años pero que no vuelva para atrás con la grieta.

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