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Opinión

Tiempos de necesidad y urgencia

Mientras la Casa Rosada da marcha atrás y busca acordar con los laboratorios norteamericanos, dirigentes del oficialismo y la oposición se anotan en la carrera electoral
Tarde y a las atropelladas el Gobierno cedió. La sociedad civil lo hizo. El reclamo desesperado y desesperante de la habilitación del acceso a la vacuna de Pfizer, única autorizada para niños y adolescentes, de los padres que tienen hijos con vulnerabilidades logró mover de su eje al obstinado emperramiento del oficialismo por cerrarse al ingreso de las vacunas de los laboratorios americanos.
Una degradante sesión parlamentaria precedió a la decisión del Ejecutivo de implementar el atajo del Decreto de Necesidad y Urgencia. Los legisladores del Frente de Todos con el bochornoso concurso de un variopinto grupo de aliados bloquearon la posibilidad de que fuera el Congreso el que resolviera la situación.

No era cuestión de permitir que la oposición sea la que se llevará el logro de dar solución a un reclamo tan urgente. Corren tiempos pre-electorales. No hay margen para distracciones.
En tren de explicar la reculada, el Ministro Coordinador ensayó una amañada argumentación. ”Hubo un aprendizaje en el tiempo que lleva a evaluar el marco normativo”, dijo Santiago Cafiero.

El Jefe de Gabinete no se tomó el trabajo de ponderar cuánto sufrimiento, enfermedad o muertes se podría haber ahorrado la Argentina si el oficialismo hubiera escuchado en tiempo y forma los argumentos esgrimidos por médicos y científicos en relación a las urgencias de la pandemia.

Tampoco ensayó disculpa alguna por insultos y descalificaciones que bajaron desde lo más alto del poder contra periodistas, comunicadores y desde ya dirigentes de la oposición. Fue el mismísimo Jefe de Gabinete el que trató de “visitadores médicos” a los diputados que requerían el cambio del marco legal que, mejor tarde que nunca, ahora habilita el ejecutivo por DNU.

“Odian a los argentinos”, bramó CFK desde el púlpito electoral en el que está montada desde hace algo más de dos semanas en la tarde del jueves en orden a seguir ofendiendo, basureando y machacando sobre el enfrentamiento. Ya se agobian.

Si la iniciativa de encontrar una solución a este doloroso asunto fue del Jefe de Estado o si la vertiginosa baja en la consideración popular asustó en el Instituto Patria es por ahora un enigma. Mejor tarde que nunca. Al lamerse las heridas que genera la propia necedad.

El Gobierno no firmó todavía los contratos con los grandes laboratorios norteamericanos ni se sabe cuántas dosis comprará o recibirá vía COVAX o por donación. Pero este paso abre una puerta de esperanza al despejar las trabas legales.

Ahora se impone acelerar el ingreso de las dosis antes que la variante Delta nos lleve puestos a todos. Conseguir las vacunas y aplicarlas cuanto antes es la tarea de la hora.

Las necesidades y urgencias electorales, mientras tanto, corren por otros andariveles. Manes quiere ser Presidente. Horacio Rodríguez Larreta, también. María Eugenia Vidal sueña con llegar a la Rosada.

Patricia Bullrich es presidente del PRO pero se prepara para disputar la Presidencia de la Nación.
Gerardo Morales y Martín Lousteau también se anotan para esa carrera. Nada raro. Todos los curas quieren ser Papa. En los tiempos que corren, las monjas también.
Todos coinciden en algo: “Sin 21 no hay 23”. Esto vale tanto para el oficialismo como para la oposición. Es un punto de no retorno.

Ni Jorge Macri ni Diego Santilli sueñan con llegar a la Rosada, por ahora. Ellos van por la Provincia. Quieren ser gobernadores. Ninguno de los dos podría renovar sus actuales mandatos. La Plata es una escala más que atractiva.

Las tensiones que sacuden la coalición opositora tienen que ver con el futuro mediato. Lo urgente es mantenerse unidos sin romper nada. Le ponen onda pero no les está resultando fácil.

El más beligerante es Jorge Macri. El intendente de Vicente López tiene vocación de poder y lo ejerce. No le gusta que le pisen el jardín, que le invadan el territorio. Es una suerte de guardaparque. Muy a su pesar, el apellido le juega en contra.

Facundo Manes oficializa su candidatura. El radicalismo apuesta fuerte a su credibilidad y prestigio. Confían en su capacidad de despertar emociones. Es neurocientífico y si bien recela de los políticos reivindica desde siempre la política.

Los que quieren bajarle el precio lo definen cómo un buen “divulgador”. Un producto del marketing. Una construcción dedicada y laboriosa de la imaginería política. Sin prontuario que se conozca ni demasiado archivo, sus detractores ya han comenzado a hurgar entre sus pertenencias. Le cartonean el pasado.

Con los pies ya metidos en el barro ya ha comenzado a esquivar descalificaciones y eventuales carpetazos.

Los que lo conocen bien aseguran que le sobra temple para bancar sin responder. Es lo que se ha propuesto. A lo Larreta. Mucho mindfulness. Tendrá que respirar tres veces bien hondo y bancar. Parece estar dispuesto. Son las reglas del juego. Juego sucio, pero juego al fin.

Él quiere hablar. Quiere salir a predicar su proyecto de país, quiere sumar densidad al debate político, quiere ser parte de la conversación. Puede que esta vez lo dejen. Por lo pronto si pretendía un operativo clamor, lo obtuvo. Tiene a todo el radicalismo a sus pies. No obstante, si tiene que ir a la interna, esta vez va.

No quiere globitos ni marketing. Quiere una convocatoria transversal, plural. Se propone como líder, quiere articular una nueva visión, un propósito. Asegura que lo que viene por delante es la década COVID, una suerte de “post guerra” que dejará un fuerte impacto en la salud física, psíquica y emocional de todos y pulverizara liderazgos.

Tras la elección en Jujuy, el radicalismo aparece empoderado. Se proponen liderar la coalición. Se manifiestan abiertos a todos los que traigan ideas que coincidan con las propias, vengan de donde vengan. Sostienen que Facundo Manes puede convocar y retener dirigentes que sin él se irían. Confían en su carisma y expertise.

Hay quien sugiere que para evitar más ruido Rodríguez Larreta bajaría a Santilli de la disputa provincial para cerrar filas en torno de Manes. Por el momento son solo especulaciones.

Lilita, que no se priva de nada, comenzó con su descarga de fusilería. Se proponía para encabezar lista como prenda de unidad pero su abnegada oferta no fue considerada. Ni en el PRO, ni en la UCR parecen tomar en cuenta sus devaneos.

En Mendoza la cosa no es diferente,el oficialismo radical, debe barajar con que socios buscará ganar las elecciones, el Justicialismo, por su parte agita su fractura, aunque pretende ser espejo para buscar una buena eleccion, mientras aparecen otros aspirantes, Democrata,Pro, Demócrata Progresistas, Republicanos, Socialistas y algunos discolos solitarios.

El oficialismo también busca presentarse unido. “Ganamos todos o perdemos todos”, asegura uno de los que frecuenta el corazón mismo del poder. “O ganamos la elección o compramos chalecos salvavidas de los buenos”. Así están las cosas.

La carrera hacia noviembre convive con la pandemia. La llegada de de la tercera ola se presenta inminente y altera ánimos y conductas. Todo tiene que ver con todo.

Héctor Ariño
Periodistaobservador@yahoo.com.ar.

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