Periódico independiente de la provincia de Mendoza

Opinión

TODO BAJO EL PARAGUAS DE LAS ELECCIONES.

Hoy peligra el avance de la obra de portezuelo del viento, porque después de 20 años de idas y venidas, de estudios realizados por dos Universidades Nacionales, de que 4 de 5 provincias que integran el Coirco aprueben la obra y que fue refrendada por el gobierno de Macri y continuó con el gobierno de Fernández, vienen a decir algunos sectores, que la obra no es conveniente.

Argumentan que la represa hidroeléctrica favorecería una mejor eficiencia en el riego para otras provincias que integran la cuenca. ¿Acaso somos un país aparte que no podemos integrarnos en el desarrollo con otras provincias? Argumentan que con esta represa se estaría negociando el agua de Mendoza, con el clásico lema «el agua de Mendoza no se negocia», pero ¿acaso no es la mejor forma de cuidar el agua que haciendo obras que permitan hacer un uso eficiente del riego y ampliar así los oasis cultivables? San Juan en los últimos 20 años ha duplicado la superficie apta para cultivo porque han construido 4 represas, Mendoza la última que construyó fue potrerillos. Y luego la clásica de tirar datos fallidos, como que la obra se amortizaría en 111 años y en realidad será en 11 años. Toman como base para su cálculo una tarifa eléctrica que se paga en otros sectores del país, con otras condiciones y no la que se pagaría con esta obra. Una buena forma de distorsionar los datos para dar argumentos falaces.

Y uno se pregunta por qué? por qué tanta mezquindad? y la respuesta a mi juicio parece ser obvia. Intereses económicos que financian publicidades y campañas con determinados lemas que se escondan detrás de un supuesto ambientalismo cuando lo único que buscan es el interés individual o sectorial.

Hay una especie de unitarismo mendocino que busca que se desarrollen solo las cuencas de los oasis tradicionales apartando del desarrollo a aquellas zonas en donde no tienen emprendimientos. Portezuelo del viento, es una gran oportunidad para un departamento sumamente relegado por Mendoza, que es Malargüe.

Quienes proveen de gas a toda la provincia, pero que aún hoy no tienen gas natural en muchas zonas.
Las clásicas familias conservadoras de origen agrícola dueñas de Mendoza, son las responsables de la pobreza de Mendoza y del desempleo. Hoy Mendoza, es la provincia más pobre de todo cuyo, a pesar de que supo ser la panacea de la región.

En el ejercicio de la política una cosa es ser amateur y querer ingresar a ese mundo, con un listado de posibles loables objetivos (sanearla, aportar otras miradas, representar a otros sectores) y algo bastante diferente es practicar el amateurismo.

En este último modo ya no se trata de un proceso de enseñanza/aprendizaje, sino de mostrarse siempre ajeno al juego, tal vez hasta despreciándolo. Con esto no se repudia a la «mala política», sino que se insulta a la institucionalidad que requiere de fuerzas políticas capaces de poner a sus mejores mujeres y hombres en el ejercicio del poder, la negociación de las leyes que nos regirán, la gestión de la cosa pública, entre muchas otras tareas que requieren de honestidad, es cierto, pero también de probidad y capacidad.

En cada oportunidad de elección de autoridades (en este caso, legislativas) aparecen los protagonistas de siempre y los que quieren meterse, que se dividen entre los que podríamos llamar y diferenciar así (y cuando se coloca «los» es un genérico que también incluye a «las»):

– «Los que siempre quieren meterse y no entran»: Insisten, pero la ciudadanía no los vota. Se quejan por ello de «la política», pero no son avalados por el voto. ¿Cómo ingresar al poder si no es por decisión de la ciudadanía?

– «Los que nunca estuvieron»: Gente que miró desde afuera el ejercicio político y de la gestión pública (que son dos coas distintas) y que quiere sumarse. Hay de los que tienen buenas intenciones y de los otros, los que quieren ser parte del una especie de «club de los que sacaron provecho» a su paso por la administración o representación en los poderes del Estado.

– «Los que siempre estuvieron»: ¡Qué dilema! Los queremos nuevos pero también habilidosos. Aquí entra una vieja discusión: en qué cargos y bajo qué condiciones aguantaríamos que un/a dirigente esté mucho tiempo en el mismo lugar y por qué. Se pregunta entonces: ¿es una carrera la política, en la que se aprende, escala y ejecuta con experiencia y sabiduría? Probablemente si esa persona satisface en todos los aspectos, nadie se quejaría de su continuidad. Y las dudas aparecerán cuando ofrezca facetas oscuras o muestre las uñas hegemónicas y poca habilidad para el cargo.

– «Los idílicos»: Los que creen poder aportar nuevas formas de ejercicio tanto en la gestión partidaria y del Estado, con nuevas herramientas, pero no consiguen energía para hacerlo y se quedan en la planificación. O su debut resulta horrendo a la hora de tener que tomar contacto con una sociedad que, advierten sorprendidos, no es como la que soñaban.

– «Los iluminados»: Los que creen saber exactamente qué hay que hacer, cómo y cuándo, y se niegan a discutirlo. Presumen de tener todas las respuestas y carecer de dudas. Mucha jactancia y poco sustento. Terminan detestando a la política y buscando atajos por fuera de los usos, costumbres y hasta de la Constitución.

Puede haber muchas más clasificaciones, ya que esta es una enumeración antojadiza, pero lo importante del sistema democrático es que todas puedan existir al mismo tiempo y nada ni nadie les impida jugar en el juego de elegir y ser elegidos.

Pero para hacerlo, hay reglas que cumplir: viejas o nuevas, novedosas o mañosas, son las que hay y para cambiarlas, hay que ganar el juego.

En este camino es donde se van quedando aquellos que, lejos de ponerle el cuerpo a los equipos, son meros apostadores desde afuera.

Por esto hay que comprender que muchos de los que se dicen defensores de «una nueva política» no son más que ludópatas empedernidos que buscan en dónde colocar sus intereses para ver qué rédito (egocéntrico, económico o sensorial) perciben.

Y en este esquema se mueve Mendoza por estos días, a poco menos de un mes del cierre de listas en el que se sabrá qué saldrá de la ensalada de propuestas, ocurrencias, alternativas y apuestas que dan vueltas a diario.

Héctor Ariño
Periodistaobservador@yahoo.com.ar.

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