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Opinión

UNA GRIETA FRENTE A LA CRISIS SOCIAL

Parece una serie llena de humor y terror. Frente a los jueces de la Cámara de Casación, Cristina Fernández se indignó, ella sentada en el banquillo de acusada, mientras Mauricio Macri gozaba mirando futbol en Qatar.

Cristina sufre un encono que la carcome sin pausa, y las causas judiciales en su contra siguen su curso, mientras las encuestas ante las lecciones de medio año, le muestran índices de antipopularidad incontrastables. Nadie la absolvio de nada, ni la Justicia ni la historia.

Entre el programa que le impuso al discurso de Alberto Fernández ante el Congreso Nacional y su comparencia virtual frente a los jueces que la investigan hubo una unidad de concepto y de tono. Cristina exhibió su desesperación en público. Es que la vicepresidenta tiene entre sus principales motivos un objetivo estratégico, la sumisión de los Jueces a su conduccción política como meta central de su plan de gobierno.

No le importan ni las Instituciones ni la constitución, Cristina Kischner nunca estuvo de acuerdo con la estrategia judicial diseñada por el Presidente Alberto Fernández y su ahora ex- Ministra de Justicia Marcela Losardo.

Es que la estrategia del Ejecutivo Nacional constrastó con el silencio de radio ejecutada por la Suprema Corte de Justicia, una maniobra hasta lógica que exaspera aún más al oficialismo,ya que dicen, prefieren que los jueces supremos hablen por los Medios y no por sus fallos.

El mismo criterio siguieron los magistrados de la Cámara de Casación vapuleados por Cristina en su alegato de bien probado. «Cada quien ejerce su derecho de defensa del modo que cree más conveniente» fue todo el comentario al retirarse de tribunales.

Las primeras consecuencias fueron ingratas para el Gobierno Nacional, sobre todo por que los ministros de salud de las 24 provincias le plantearon a la MInistra Nacional Carla Vizzotti que la gestión de la emergencia sanitaria por la pandemia se ha transformado en un infierno de interpelaciones políticas, demandas judiciales y genuina presión social sobre todo por la falta de información concreta relacionada con las vacunas. Los ministros afirmaron que las vacunas son escasas, que las presiones sociales por un rebrote del virus y la resistencia social a un nuevo confinamiento, es una olla de presión que puede causar enfrentamientos no previstos.

Uno de los multiples asesores del Instituto Patria, ex-cámpora; Antonio Gutierrez Rubí, muy cercano a Sergio Maza, afirmó desde España que la sociedad latinoamericana está muy nerviosa, los incrementos de la pobreza extrema, la desocupación y la desigualdad social, dibujan un panorama desolador en especial en América Latina, ya que a los problemas no resueltos desde hace décadas se suma la fatiga por la larga y penosa pandemia en una sociedad con la paciencia limitada.

No hay solo miedo, hay ira y desconfianza hacia un futuro poco esperanzador. Y es que en el Gobierno nadie se anima a admitirlo, la agenda judicial de Cristina está alineada frente a las evidencias cada vez más claras de ese creciente descontento social.

Mientras tanto parece que la grieta se profundiza entre los propios miembros de un gobierno dividido por su forma de gobernar,los que prefieren los acuerdos entre los componentes del entretejido social y los que insisten en recetas viejas, dictatoriales y lejanas del verdadero sentido de la vida en sociedad que reclaman los argentinos.

Héctor Ariño
Periodistaobservador@yahoo.com.ar.

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