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Economía recibió a referentes del Movimiento Argentino para la Producción Orgánica

Se busca potenciar el desarrollo de productos saludables debido a que la demanda viene creciendo de manera exponencial a raíz de la pandemia. Mendoza es la segunda a nivel nacional en cantidad de productores certificados.

El Ministerio de Economía y Energía, a través de la Dirección de Agricultura, avanza en reuniones con distintos sectores vinculados a la producción agrícola en Mendoza y en esta oportunidad, Valentina Navarro Canafoglia, titular del organismo, recibió a Igor Baratoff, referente en la Región del “Movimiento argentino para la producción orgánica” (MAPO)

En este marco, Baratoff comentó: “Junto a distintos organismos, profesionales, el Senasa y las certificadoras trabajamos en conjunto para el desarrollo y crecimiento de la cultura orgánica. En la provincia contamos con productores orgánicos de hace 30 o 40 años. Hay una tradición que se viene manteniendo y en los últimos años, ha crecido exponencialmente el consumo de este tipo de productos”.

Consultado sobre este incremento y el origen de la demanda, Baratoff remarcó que principalmente proviene del mercado externo sin embargo en los últimos dos o tres años, el mercado interno ha mostrado un repunte importante en cuanto a consumo y más aún durante la pandemia.

“Hay firmas que ya no tienen stock de productos y te hablo de todo tipo de productos, desde vinos a mermeladas y las conservas en general. De esta manera, estamos poniendo en valor lo que se produce, ni más ni menos. Hoy estamos en una circunstancia complicada por lo que entendemos lo orgánico es una puesta en valor. El problema que tenemos desde el sector no es la demanda, sino la oferta. Hoy por hoy la demanda está dos o tres veces arriba de lo que podemos ofrecer”, agregó.
Baratoff, junto a otros productores mendocinos, es el referente en la Región Cuyo del MAPO. El movimiento lleva a cabo diversas acciones tendientes a incrementar la producción y el consumo de productos orgánicos. En este sentido remarcó que se han realizado diversas acciones de promoción en ferias en la provincia y en el país.

Según detalló el especialista en la temática, Mendoza es la segunda provincia a nivel nacional en producción de orgánicos certificados después de Buenos Aires: “Aproximadamente, a nivel nacional somos unos 1500 los operadores certificados bajo la normativa que establece la Ley 25 127”.

Consultado Baratoff sobre que debería hacer quien desea comenzar a producir productos bajo esta modalidad, comentó: “En primer lugar deben comunicarse con el movimiento, deben ponerse en contacto con alguna de las 4 certificadoras habilitadas para comenzar con el proceso de traspaso de un sistema de producción habitual a uno orgánico y, en caso de tratarse de campos incultos, el proceso es un poco más sencillo aún”.

Sin embargo, en cualquiera de los dos casos, la reglamentación estipula que, desde el inicio del proceso de certificación hasta la aprobación por parte de las empresas certificadoras, deben transcurrir 3 años, que es el tiempo que demora en depurarse la tierra y se puede comenzar a trabajar de manera orgánica.
Proceso de transición

La certificación demanda una serie de auditorías anuales que, en promedio, tienen un costo de $30.000 cada una. En este sentido vale destacar que el tamaño de la propiedad no influye en el monto de cada auditoría.

“Una vez que se obtiene la certificación, cada producto pasa a tener un valor diferencial que, por ser orgánico certificado, ronda entre un 25 y un 50% dependiendo del tipo de producto. Una de las ventajas de este proceso es que el producto está vendido de antemano”, remarcó.

“El ser parte de esta estructura tiene un costo de $1000 anuales y permite contar con una serie de beneficios para el productor muy interesantes como lo pueden ser, por ejemplo, que contamos con pedidos de productos de mercados internacionales e incluso internos, convenios con el INTI para el desarrollo de nuevos productos con descuentos del 50% en las propias instalaciones del instituto que de otra manera se debería costear de manera privada. También, estamos avanzando con convenios que beneficien a nuestros asociados a través del Instituto de Desarrollo Rural (IDR)”.

El referente del movimiento en Mendoza comentó, además, que es de suma importancia avanzar en acciones que permitan incrementar la base de productores certificados en Mendoza: “Fijate que loco es que yo te diga que el problema no es de demanda sino de la escasa oferta que tenemos. Si vos me decís yo tengo este producto certificado, ya tengo el comprador. Si tenés el producto certificado podés empezar a exportar ahora mismo”.

“Es increíble que no tengamos productores de tomate orgánico. Nosotros somos una de las dos o tres empresas productoras de tomate perita del país. Yo te puedo mostrar pedidos de tomate orgánico en lata para Japón que están pendientes o bien, salsa de tomate orgánico en lata. Acá no hay quién lo haga”, remarcó Baratoff.

Por último, consultado Igor sobre los costos que debe afrontar un productor que desarrolla su actividad de manera tradicional y desea incursionar en el desarrollo de productos orgánicos, comentó que nos hay prácticamente diferencia en cuanto a los montos si en el producto final y las posibilidades de venta no solo a nivel nacional sino, también, a nivel internacional.

Sobre MAPO
El Movimiento Argentino para la Producción Orgánica, organización no gubernamental orgánica más importante a nivel nacional, cuenta con 20 años de trayectoria que han permitido reunir a todas las entidades, personas, empresas u ONG vinculadas de algún modo a la producción orgánica.

La institución establece contactos y acuerdos con organizaciones afines dentro del territorio nacional y representa al sector en instituciones públicas y privadas, nacionales e internacionales, realizando tareas de investigación y capacitación.

Sus asociados son productores, consumidores, certificadores, investigadores, científicos, técnicos, educadores, empresarios y comercializadores orgánicos. Cuenta, además, con filiales regionales en el interior del país.

Quienes componen MAPO han participado, junto con el Ministerio de Agroindustria y Senasa, en la redacción de las normas nacionales de producción ecológica vegetal y animal, convirtiéndose en Ley Nacional de la Producción Orgánica (25.127) promulgada en 1999.

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