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Opinión

La inclusión en el mundo del trabajo

Es el centro de la escena política, social y económica de la reconstrucción argentina
Cuando analizamos datos atrás de los cuales hay personas de todo el país, de todos los sectores sociales, con variados trayectos de educación, laborales, de vida e incluso de supervivencia; vemos que en el mundo del trabajo la desigualdad de género se refleja con cifras que son alarmantes. La desocupación nos golpea en la cara alcanzando un 23%, la brecha salarial para las trabajadoras informales llega a un 35,6% y ganamos en promedio un 29% menos que los trabajadores varones.

El Gobierno Nacional decidió iniciar un proceso de inclusión (laboral) de jóvenes y mujeres como eje vertebrador de las políticas públicas, con el único fin de promover la justicia social, la igualdad de oportunidades y de reparar el lugar difícil en el que, como ya se ha dicho, tanto las políticas de corte liberales del gobierno anterior como la pandemia nos dejaron.

Porque debemos decirlo todo, hace 20 años atrás cuando estudiaba Ciencia Política, uno de los mayores desafíos sobre la Teoría de Estado y las políticas públicas era que el Estado trabaje articuladamente, interministerialmente y no como caja de resonancia autónoma (y boba) en cada cartera. Hemos roto muchos paradigmas. ¿Es suficiente? Claro que no.

En el mes de marzo de este año, nuestro Gobierno, con el Presidente, con su gabinete y 10 gobernadores anunciaron el “Régimen de Promoción de Generación de Empleo en el Norte Grande”, alcanzando a 10 provincias argentinas del NOA y NEA.

Histórica medida para quienes sabemos de la postergación que sufre nuestra gente en el Norte. Porque una cosa es mirar, construir sentido e incluso debatirlo y disputarlo desde el epicentro político, administrativo, financiero, mediático y económico del país, es decir desde Capital Federal, y otra muy distinta, es construir una mirada de país y de inclusión desde allí, desde el norte profundo.

Este programa, esta “medida política” -porque debemos decirlo, es una decisión política-, beneficia a las organizaciones empleadoras con la reducción de aportes patronales por la incorporación de nuevos puestos de trabajo; mejorando los beneficios impositivos para quienes empleen a trabajadoras mujeres, travestis, transexuales y transgénero.

Además, desde los Ministerios de Trabajo, Empleo y Seguridad Social junto al de Producción lanzamos el programa “Te Sumo”, con el propósito de incluir a jóvenes entre 18 a 24 años al mundo del trabajo, con beneficios económicos para las pequeñas y medianas empresas que los contraten y sean beneficiadas con una reducción en contribuciones patronales y un apoyo económico en el pago del salario por parte del Estado Nacional. Este programa requiere secundario completo. En el caso de mujeres y personas no binarias, la reducción de contribuciones patronales por persona contratada es del 95%. Gran decisión política.
Jóvenes con Más y Mejor Trabajo (Jóvenes), otra política que brinda una asistencia económica para capacitación, entrenamiento laboral o desarrollar el propio emprendimiento. En el marco del programa se puede realizar un Curso de Introducción al Trabajo (CIT), aprender un oficio, participar en un entrenamiento para el trabajo o generar un emprendimiento productivo, acceder a cursos de orientación laboral y apoyo a la búsqueda de empleo. Esto a través de cada oficina de empleo de país, agencia territorial del Ministerio de Trabajo y página web.

La reactivación económica post-pandemia se vio reflejada en sectores dónde las mujeres no tenemos mucha participación, en sectores laborales altamente “masculinizados”; hablamos de Industria, Logística y Distribución, Construcción, y Tecnología. Del total de trabajadores de la construcción solo el 4,6% son mujeres; en energía el 26,5%; y en la industria, el 29,5% (2020, INDEC). Sólo un 20,7% del empleo industrial formal es femenino. En todo el sector manufacturero el empleo femenino es inferior al 50%, y en frigoríficos, sector automotriz, maquinarias y equipos o madera es incluso inferior al 15%.

Los estereotipos de género que segmentan el mercado laboral perjudican indiscutiblemente a las mujeres; los sectores que se encuentran “feminizados” son los que perciben remuneraciones más bajas, y presentan más dificultades para acceder a puestos de jerarquía; estos son el servicio doméstico que ostenta el 94.7% de mujeres, los servicios sociales y de salud 74.2% y el sector de la enseñanza 73.4% (2020, INDEC).

La igualdad de oportunidades, debe garantizarse desde el Estado, por este motivo el Ministerio de Trabajo de Nación creó el “Programa para la Promoción e Inclusión de Mujeres en la Actividad del Transporte Automotor” para promover la igualdad de género y de trato en el acceso a los puestos de trabajo y al sostenimiento del empleo en la actividad del transporte automotor; otra rama masculinizada del sector económico, donde no sólo se acompaña con inversión estatal para afrontar en su totalidad el costo del curso de formación a las mujeres, sino también con el aporte completo para abonar la licencia LINTI, por un lado y por otro, promoviendo en las empresas de transporte interurbano la inclusión de las mujeres, con la propuesta del soporte económico del Estado por 12 meses de una parte de su salario.

En cada curso de capacitación profesional que llevamos adelante en todo el país orientado a los diferentes sectores de la economía, promovemos la participación del 50% y 50%. Es decir, estamos rompiendo los estereotipos de género para avanzar en una inclusión más igualitaria. El ejemplo más destacado son la construcción y la metalurgia, donde en conjunto con las cámaras empresarias, los sindicatos y el sector público orientamos la inclusión laboral de mujeres, jóvenes y personas beneficiarias de los llamados “planes sociales”.

Y para los cambios que aún no hemos podido producir en profundidad vale destacar la decisión unánime y que no requirió laudo arbitral estatal -lo que habla de visiones empáticas y maduras que comienzan a compartirse entre sectores que reúnen a trabajadores y empresarios- de un nuevo aumento del Salario Mínimo, Vital y Móvil y de la prestación por desempleo. Quiero puntualizar que estas subas alcanzarán a alrededor de 1.100.000 trabajadoras y trabajadores y que, fundamentalmente, impactarán en programas tales como Potenciar Trabajo y Acompañar, del Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad, entre otros. Otro ejemplo de política pública en la que hay visión y perspectiva de género para la tan necesaria contención que queremos brindar.

Una vez más regresamos al mismo punto, como el concepto del eterno retorno del que nunca podemos terminar de salir: sabemos que la realidad no es igualmente injusta o no afecta a todos los jóvenes y todas las mujeres por igual. Quienes están en una situación de mayor vulnerabilidad y pobreza están hoy atrapados y atrapadas en los espirales de la desigualdad.

El Cuidado como ordenador social, el cuidado para la inclusión laboral de las mujeres, la regulación del trabajo cuidado para las trabajadoras que lo realizan, la infraestructura del cuidado para promover la equidad al acceso del servicio, la formación y capacitación de las cuidadoras, el cuidado en ámbitos comunitarios como trabajo y posibilidad de desarrollo. Todos estos puntos son nuestra agenda de trabajo, articulada e interministerial, federal y en consenso con las provincias.
Respecto al trabajo de casas particulares, un rubro altamente feminizado e integrado por mujeres de los sectores más vulnerables de la sociedad y con niveles altísimos e históricos de informalidad, se perdieron con la pandemia abruptamente los puestos de trabajo. Sin embargo, logramos avanzar con el instituto de la antigüedad, que significa que a partir de septiembre del 2021 se comenzará a pagar y reconocer la antigüedad de las trabajadoras. Pudimos avanzar en materia de derechos laborales y el desafío por delante es resolver la informalidad de este sector.

En el mundo del trabajo las organizaciones sindicales en Argentina cumplen un rol fundamental en el diálogo tripartito, por este motivo en conjunto con mujeres delegadas y representantes de las tres centrales obreras, CGT, CTA de los Trabajadores y CTA Autónoma, diseñamos los ejes de implementación y ejecución del “Programa de Fortalecimiento del Liderazgo de las Mujeres y Diversidades en Organizaciones Sindicales”. Con el propósito de crear una red federal para brindar fortalecimiento las habilidades de liderazgo que permita el avance de mujeres y diversidades dentro de los lugares de toma de decisión.

La inclusión laboral en general (y de las mujeres y jóvenes en particular) en Argentina implica una fuerte decisión política. Es cierto que mucho nos falta, pero es innegable todo lo que estamos construyendo. Es imposible pensar en reconstruir nuestro país sin poner en valor el rumbo que tomamos y el cual vamos a profundizar.

Héctor Ariño
Periodistaobservador@yahoo.com.ar.

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