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Opinión

El Banco Central ya explica la mitad del déficit fiscal y es parte del problema de la inflación

La monetización del desequilibrio de las finanzas públicas es el principal motor del ritmo de suba de los precios al consumidor en la Argentina desde hace 80 años
La recurrente expansión monetaria para financiar al Tesoro Nacional es tan crónico que los argentinos ya le pusimos un nombre: “darle a la maquinita”, no cambió con la gestión de Martín Guzmán en el Ministerio de Economía y de Miguel Pesce como presidente del BCRA

La recurrente expansión monetaria para financiar al Tesoro Nacional es tan crónico que los argentinos ya le pusimos un nombre: “darle a la maquinita”, no cambió con la gestión de Martín Guzmán en el Ministerio de Economía y de Miguel Pesce como presidente del BCRA

La recurrente expansión monetaria para financiar al Tesoro Nacional es tan crónico que los argentinos ya le pusimos un nombre: “darle a la maquinita”. Sucede desde la nacionalización del BCRA en 1946, y no por casualidad desde entonces la Argentina empezó a vivir con dos dígitos anuales de inflación, como mínimo.

Se llegó a los tres dígitos de inflación a partir del “rodrigazo” en 1975. Se alcanzó los cuatro dígitos con las hiper de 1989 y 1990, llegando al récord de 5.000% en un año. Luego se produjo el oasis de un dígito en los ´90 e incluso con varios años con estabilización plena. Para 2005 se retornaba a los dos dígitos, advirtiendo que desde 2002 se decidió volver a “prender la maquinita”.

La excepción a la regla fue la década de los ´90 cuando el rojo fiscal se cubrió únicamente con deuda pública y por tanto se apagó la maquinita y rápidamente llegó la estabilidad de precios

La excepción a la regla fue la década de los ´90 cuando el rojo fiscal se cubrió únicamente con deuda pública y por tanto se apagó la maquinita y rápidamente llegó la estabilidad de precios. Incluso el efímero éxito del bautizado Plan Austral en 1985, también responde a que por unos meses se frenó la emisión, algo que ni durante 2016-2019 se logró en ningún momento.

Desde 2002 que el BCRA retornó a la práctica de emitir dinero y luego intentar contenerlo con instrumentos de absorción de liquidez excedente en los bancos con la emisión de Lebac, primero y Leliq después para que no llegue a precios.

Pero eso nunca sucedió, para peor el Banco Central entra en una dinámica que no sólo emite para financiar al Gobierno, sino que también lo hace para pagar los intereses de su propia deuda (Leliq), dando lugar al déficit cuasifiscal. Subestimar el déficit del BCRA en el pasado llevó a la hiperinflación en 1989 y a un ritmo de 50% de inflación desde 2019, incluso ahora pese a los Precios Cuidados; el congelamiento de tarifas, y otras regulaciones a diversos sectores.

Rojo global de las finanzas públicas
Este año el Gobierno Nacional podría terminar con un déficit fiscal de $1,5 billones, en tanto que al BCRA podría tener un desequilibrio negativo cuasifiscal de $1,3 billones que le generan los intereses de las Leliq, muy superior a la revaluación nominal de las reservas por la devaluación del peso. Es decir, el Estado terminará con un rojo consolidado de 6,5% del PBI en 2021, mitad originado por el Gobierno y mitad por el Central bajo la conducción de Miguel Pesce.

El Estado terminará con un rojo consolidado de 6,5% del PBI en 2021, mitad originado por el Gobierno y mitad por el Central
Todo este rojo fiscal se tapa con emisión de deuda pública. En un año y medio de gestión el Gobierno Nacional aumentó en el equivalente de USD 30.000 millones, mientras que el BCRA también emitió deuda en formato de Leliq, por un equivalente de otros USD 20.000 millones en igual período.

La Argentina duplicó el tamaño del Estado en la década 2002-2012 y desde entonces que no tiene ni idea como financiarlo. Después de consumirse los ahorros privados de las AFJP y las reservas del BCRA, elevó la presión tributaria a un nuevo récord internacional.

Pero como no le alcanza, apela a tomar deuda interna, externa, de organismos internacionales y si pudiera tomar deuda de Marte también lo haría. Pero, como afuera ya nadie presta, llegan las restricciones cambiarias y de capital para que todo el ahorro privado caiga en las manos del Estado.

Como afuera ya nadie presta, llegan las restricciones cambiarias y de capital para que todo el ahorro privado caiga en las manos del Estado
Y como tampoco alcanza, el resto del déficit lo monetiza y para que no llegue pleno a los precios al consumidor lo intenta contener con Leliq, creando más déficit al pagar intereses. Ahora no sólo está el problema del déficit fiscal, sino que también renace el déficit cuasifiscal del BCRA.

La creciente inflación en Argentina refleja que se agotan todas las formas y fuentes de financiamiento del Estado y sólo queda limitado a la maquinita. Actualmente casi la mitad de los depósitos en el sistema financiero están invertidos en Leliqs. Un año atrás era sólo 25%. El BCRA en breve entrará en la etapa en que tiene que subir la tasa de interés para que nadie quiera desarmar la posición en Letras de Liquidez.

Sólo en julio el BCRA pagó $117.000 millones en intereses por las Leliq. Subir la tasa de interés implicará aumentar el déficit cuasifiscal y que empiece a ser más grande que el propio déficit fiscal (3,4% del PBI).

En definitiva, el BCRA siempre está emitiendo los pesos que luego le corren contra sus propias reservas. La inflación sólo responde al exceso de emisión de dinero, lo único multicausal son las excusas para emitir.

El BCRA siempre está emitiendo los pesos que luego le corren contra sus propias reservas
Los Bancos centrales en el mundo evitan financiar al Estado para no crear dinero, y si lo hacen, sólo compran títulos del Gobierno en vez de regalarle los pesos y luego retirarlos emitiendo su propia deuda.

Con ello los Bancos Centrales se aseguran que el que pague los intereses por financiar al Tesoro, sea el propio Tesoro, manteniendo estable la cantidad de dinero.

Pero para tener un Banco Central como en el resto del mundo, hay que tener una política económica como el resto del mundo. La inflación es estructural al modelo económico que retornó en 2002. No por casualidad se batalla contra la inflación desde 1946, salvo la década de los noventa. Argentina crecía y generaba trabajo para todos cuando tenía a las exportaciones como principal motor del crecimiento económico.

Tras el fin de la segunda guerra mundial Argentina apostó a su diminuto mercado interno y trató como paria a todo aquel que exporte. Desde entonces se desalentó la exportación desdoblando el tipo de cambio, imponiendo retenciones y estableciendo cupos, además de no hacer ningún acuerdo comercial con nadie, salvo algún negociado de escritorio con alguna dictadura.

Tras el fin de la segunda guerra mundial Argentina apostó a su diminuto mercado interno y trató como paria a todo aquel que exporte
Con ese modelo no demoró en llegar el estancamiento económico y los Gobiernos de turno lo intentar tapar con gasto público financiado con emisión de dinero al grito de “Estado presente”. Estrategia que lo único que trajo fue inflación, deuda y pobreza. El modelo económico hace décadas que está agotado, si es que alguna vez funcionó. Por algo en los noventa se intentó salir de él. Pero se retornó en 2002 y ya hace una década que no se crece y desde 2005 que ya volvimos a convivir con dos dígitos de inflación. No hay parche que valga, para salir de la inflación, hay que salir de este modelo.

Héctor Ariño
Periodistaobservador@yahoo.com.ar.

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