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Malvinas en la era Javier Milei: de la pasividad diplomática a la reivindicación de la «gesta»

Guiños simbólicos y levedad en Cancillería para protestar ante el avance británico son dos de las características del Gobierno. Victoria Villarruel despliega una mirada propia sobre la guerra y sus protagonistas.

Javier Milei atraviesa este martes su primer 2 de Abril como Presidente. La vertiginosidad de su aventura política hace que el relato del Gobierno en torno a diversos hechos históricos todavía sea difuso. No obstante, al calor de los casi cuatro meses de gestión, es posible identificar algunas coordenadas de la concepción que la administración libertaria tiene respecto a la causa Malvinas.

Para analizar el abordaje oficial sobre el tema es necesario reparar en los dos nombres propios que conforman el binomio presidencial: Milei y Victoria Villarruel. No exento de chispazos, el vínculo subsiste, principalmente, por la necesidad institucional que requiere la gobernabilidad. Sin embargo, como en muchos temas, las agendas entre el mandatario y su vice se bifurcan, desnudando posiciones autónomas entre ambos. Y Malvinas no es la excepción.

La polémica por elogios de Javier Milei a Margaret Thatcher

En su libro «El Loco: la vida desconocida de Javier Milei y su irrupción en la política argentina» (Planeta, 2023), el autor y periodista Juan Luis González relata una historia que vincula al niño Milei con las Malvinas. Corría el 2 de abril de 1982 cuando, cautivado por una noticia sensacionalista sobre la recuperación de las Islas, el chico de apenas 11 años comentó que «la escalada iba a terminar mal para la Argentina». El pronóstico -cuenta González- no le cayó en gracia a su padre, el severo Norberto Milei, quien le propinó una dura golpiza.

Casi 40 años después y ya lanzado como una estrella emergente de la política argentina, el economista viajó a Colombia para apoyar al candidato ultraconservador Rodolfo Hernández en las elecciones presidenciales. Fue en el marco de una entrevista con el medio local Semana que el libertario dejó una frase recordada hasta el día de hoy.

Islas Malvinas.

Islas Malvinas.

«Me siento muy identificado, en términos históricos, básicamente con Churchill, Reagan y Margaret Thatcher», dijo. La presencia de la Dama de Hierro dentro del grupo ponderado por Milei generó revuelo. Más allá de los dotes de Thatcher como líder política, la inclinación de un dirigente argentino por la premier que ordenó el criminal hundimiento del crucero General Belgrano en 1982 le valieron repudios y críticas por parte de dirigentes políticos y excombatientes.

La sentencia tuvo el agravante de coincidir con las cuatro décadas de la caída de Puerto Argentino. Con matices, Milei defendería esa inclinación en varias declaraciones posteriores. Sin embargo, una vez embarcado en la campaña, el fundador de La Libertad Avanza (LLA) afinó el discurso.

«Yo lo que propongo es que la soberanía argentina sobre las Malvinas no es negociable. Las Malvinas son argentinas. Ahora vamos a ver cómo recuperarlas. Está claro que la solución bélica no es la solución. Nosotros nos vamos a aliar con aquellos que estén a favor de la paz, de la libertad y de la democracia liberal», explicó durante una entrevista a LN+ en septiembre del 2023.

Acto seguido, agregó: «Nosotros lo que decimos es: se negocia con Inglaterra y se toma en cuenta la posición de los que viven en las Islas. Estamos buscando una solución para que las Malvinas vuelvan al poder de la Argentina desde la cuestión diplomática».

La pasividad diplomática ante el avance del Reino Unido

La política de Estado del Gobierno de Milei respecto a Malvinas fue puesta a prueba rápidamente. El 18 de febrero, antes de participar de una cumbre del G-20 en Río de Janeiro, el canciller británico, David Cameron, viajó a las Islas. Más allá de las lecturas geopolíticas, uno de sus objetivos fue fidelizar el voto conservador de cara a las elecciones del 2025 en el Reino Unido. Cameron no es cualquier funcionario: entre 2010 y 2016 -año en el que el Brexit terminó con su mandato- fue primer ministro.

Una provocación de semejante magnitud ameritaba una respuesta de peso en Buenos Aires. Pero la contestación nunca llegó. Lejos de emitir un comunicado oficial, la canciller Diana Mondino apeló a un tuit socarrón. «Valoramos el gesto del Canciller de UK Cameron de incluir a la Argentina en su vista a la región. Estaremos felices de recibirlo, en una próxima ocasión, también en Buenos Aires», publicó. Manuel Adorni, vocero presidencial, completó el combo: «Es un tema de la agenda del funcionario y del Gobierno inglés».

La liviandad con la que se tomó el caso generó irritación en los pasillos del Palacio San Martín. «Un mamarracho», llegó a rumear un diplomático de carrera.

Quien sí recogió el guante fue el gobernador de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, Gustavo MelellaMelella declaró al británico como «persona no grata» en el territorio provincial y repudió su presencia. Ante el silencio de radio de Nación, el sureño se granjeó el apoyo de algunos de sus pares, como Axel Kicillof (Buenos Aires), Sergio Ziliotto (La Pampa), Gerardo Zamora (Santiago del Estero) y Ricardo Quintela (La Rioja).

Esa misma semana, Cameron y Mondino se reunieron en Brasil. La foto del encuentro muestra a la ministra argentina con cara seria, mientras que el británico parece entretenido en otros asuntos. Según el comunicado oficial, la canciller «expresó el malestar por sus declaraciones y su visita a las Islas Malvinas, tras lo cual reafirmó los derechos de soberanía de la República Argentina en la Cuestión de las Islas Malvinas y reiteró la disposición de su país a resolver la disputa de conformidad con el mandato de la comunidad internacional».

David Cameron y Diana Mondino.

David Cameron y Diana Mondino.

El reclamo argentino cayó en saco roto. Pocos días después, Londres expandió de manera unilateral su control sobre el Mar Argentino, estableciendo restricciones totales a la navegación y pesca a casi 170.000 kilómetros cuadrados. Frente a la avanzada británica, la Cancillería argentina elevó una protesta ante las autoridades reales. Por ahora, el viraje hacia una posición más «benévola» con Gran Bretaña no parece impactar en las ambiciones reales.

A eso se le suma que actualmente, como sucede en muchas dependencias del Estado, trabajadores del Palacio San Martín denuncian la parálisis de la Secretaría de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, a cargo de Paola Di Chiara. También de las capacitaciones obligatorias a funcionarios de los tres poderes del Estado dispuesta por la Ley 27.671, que fue aprobada en el 2022 y lanzada a finales del año pasado por la administración de Alberto Fernández.

Victoria Villarruel y la reivindicación de la «gesta»

En distinta sintonía se mueve Victoria Villarruel. Su padre, Eduardo Marcelo Villarruel, combatió en las Islas como segundo jefe de la Compañía de Comandos 602, que lideraba Aldo Rico. Fue una de las unidades más destacadas durante la guerra. Ese hecho hizo que Malvinas -en especial lo referido al conflicto del Atlántico Sur- sea un tema que siempre orbitó la carrera política de la vicepresidente.

La mirada de Villarruel sobre la cuestión está principalmente vinculada a la faceta militar. Muestra de ello es que, en febrero pasado, fundó la Dirección de la Gesta de Malvinas en el Senado, nombrando al frente al periodista y corresponsal de guerra Nicolás Kasanzew.

Curiosamente, la afición por Malvinas es un tema que la vicepresidente comparte con su antecesora, Cristina Fernández de Kirchner. La elección de la palabra «gesta» es toda una declaración en torno al abordaje de un conflicto cuyos significados todavía están en disputa, incluso entre sus protagonistas.

Victoria Villarruel y Nicolás Kasanzew.

Victoria Villarruel y Nicolás Kasanzew.

En el crisol de la guerra, caben tantas verdades como Veteranos y Veteranas participaron del conflicto. Por supuesto que el vínculo de la funcionaria con la causa tendría mucho más sustento si el Gobierno que integra diera pasos más firmes en el reclamo de soberanía. Tal vez sea esa sea otra de las aristas que socaban el vínculo del binomio presidencial.

La titular de la Cámara alta, además, le dio el visto bueno a la designación del coronel retirado y veterano de Malvinas Antonio Vilgré Lamadrid como nuevo director del Museo Malvinas. Otro dato es que María Fernanda Araujo, la diputada que ocupó la banca que dejó vacante Villarruel, es hermana del soldado Elbio Araujo, caído durante la batalla de Monte Longdon. La legisladora también preside la Asociación de Familiares de Caídos en la Guerra de Malvinas.

Semanas atrás, María Eugenia Duré, senadora nacional de Unión por la Patria (UP) por Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, protestó ante Villarruel por la pasividad del Gobierno ante la visita de David Cameron. «Creo que a ustedes la Cuestión Malvinas no les importa, no les interesa, y dejan que vengan usurpadores a nuestra tierra», denunció.

«Le voy a pedir que cuando se refiera a la causa Malvinas tenga el respeto de no usarla para politiquería barata. Soy hija de un Veterano de guerra y Malvinas no es un tema de campaña. Mi padre dio la vida y ofreció su tranquilidad, su cuerpo, su sangre y la de sus camaradas para que este país sostuviera su reclamo de soberanía», contestó la presidenta de la Cámara.

Eduardo Villarruel, padre de Victoria Villarruel.

Eduardo Villarruel, padre de Victoria Villarruel.

Como ocurre con la pasividad diplomática y la reivindicación histórica del accionar bélico argentino, el ajuste y Malvinas no conviven bien: el paso de la motosierra obligó a suspender el desfile de Veteranos del 2 de abril.

En suma, el cóctel actual se conforma con una política exterior pasiva respecto a Londres (Milei ni siquiera mencionó el reclamo argentino en la apertura de sesiones ordinarias), una reivindicación de lo hecho por la Argentina en 1982, que ganaría en potencia si tuviera un correlato en el accionar diplomático y una administración británica obstinada en fortalecer su posición en el Atlántico Sur.

Este 2 de Abril, Javier Milei encabezará un acto en el monumento a los caídos ubicado en Plaza San Martín, Retiro. Se espera también la presencia de la vicepresidente, que, a la par, mantendrá un agenda propia durante la fecha. Un día después, el 3, ella entregará en el Senado diplomas a excombatientes. Como extra, el Gobierno anunció que cambiará el nombre del Salón de los Pueblos Originarios de la Casa Rosada a uno vinculado con Malvinas.

Aunque el oficialismo da señales en la dimensión simbólica, todavía está en el debe en el plano político. Ambas aristas se potenciarían sí convivieran en armonía. Por ahora, no sucede.

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