Periódico independiente de la provincia de Mendoza

Salud

NOS CUESTA UNA NUEVA NORMALIDAD.

Estamos en el séptimo mes de la pandemia y cada vez es mayor el agotamiento frente a las tareas que hace poco lo hacíamos sin problemas.

Esto es más que un periodo de cansancio, ya que cada vez uno escucha a la gente que repite «antes podía hacer varias cosas a la vez y ahora con una sola estoy tara tomarme vacaciones».

Si bien la cuarentena nos ha llevado a reducir los esfuerzos físicos, nuestra mente viene enfrentando nuevas atenciones prologadas en el tiempo, lo que hace que, el trabajo ahora pasa más por modalidades remotas, se desdibujó notablemente las fronteras entre los momentos de trabajo y los de descanso, provocando sensación de sobrecarga y dificultades para desconectarnos.

La rutina que teníamos hasta marzo de este año, mala o buena, era la manera de aportar estabilidad,y de alguna manera los permitía pensar en el futuro.

Sin embargo la pandemia nos ha obligado ha hacer un gran esfuerzo cognitivo prologado, a partir de la necesidad de asumir nuevos hábitos cotidianos, con una lluvia de avisos de nuevos protocolos sanitarios y sostener el alto nivel de atención que requieren nuestras acciones.

Ante semejante escenario, debemos atender la fatiga mental como un esfuerzo especial que nos lleva a una sobrecarga o agotamiento por el elevado estrés que ha provocado la larga pandemia.

La falta de sueño, y las dificultades que soportamos para concentrarnos y procesar las tareas pendientes son causas principales de este cuadro. La fatiga mental nos trae la pérdida de interés, de atención y motivación afectando nuestra vida social, laboral y económica.

Es muy importante reorganizar los hábitos en pos de restablecer nuestros hábitos para volver a nuestra salud; alimentación, ejercicios físicos y buen descanso. Esto requiere regular los horarios de sueño y tomarse algunos recreos durante el día.

Es muy distinto la preocupación de la atención, y sólo poniendo esta última sacaremos las ideas agobiantes de nuestra mente y busquemos acciones concretas para codificarlas.

No confundir el distanciamiento físico con el social o afectivo. Socializar nuestras emociones es algo que nos ayudará mucho ante la sensación de fatiga.

Con esto es importante identificar un posible cuadro de fatiga mental é ir aplicando estas recomendaciones para nuestra rutina, comprendiendo que todo cambio será progresivo y nada de resuelve de un momento a otro.

Comencemos as generar un círculo virtuoso y lograremos mejoras muy importantes si sostenemos estos cambios en el tiempo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *